Alba de Tormes

Alba de Tormes
Vista de Alba de Tormes. Anton van den Wyngaerde, 1570.

lunes, 27 de octubre de 2014

EUCHARISTIA: visita a la Exposición de las Edades del Hombre. Aranda de Duero.

El pasado 18 de octubre bien de mañana, cuando todavía las primeras luces del amanecer no habían vencido la oscuridad de la noche en su particular batalla diaria, Pilar, Jose, Mariví y yo mismo emprendíamos camino en el viejo opel con destino Aranda de Duero. Nuestro objetivo era asistir a un encuentro organizado por el administrador del grupo "Castilla y León Románica" J. J. Conejero, en colaboración con M. Antonia Sassot, cuya finalidad era visitar la 19ª edición de Las Edades del Hombre y, al tiempo, el monasterio de Santo Domingo de Silos. Bien es cierto que varios de los participantes en dicho encuentro ya habían llegado la tarde-noche del viernes y que también en buen número permanecerían en la localidad burgalesa la jornada dominical, completando así un fin de semana predominantemente cultural, aunque no exento del aliciente gastronómico, lúdico y festivo. Nosotros tuvimos que conformarnos solamente con el sábado, pero aprovechamos con alegría y buen ánimo el tiempo del que disponíamos.
 
Cartel anunciador de la exposición obra de Eduardo Palacios.

Dado que la visita a las Edades del Hombre estaba programada para la tarde, entre las 9,30 y las 10 de la mañana tomamos un autocar que nos llevó hasta la localidad de Espinosa de Cervera; allí nos aguardaba la primera sorpresa agradable, pues la iglesia parroquial, bajo la advocación de San Millán de la Cogolla, todavía conserva suficientes elementos románicos como para realizar un "entrenamiento completo" de las cámaras fotográficas con vistas al "clásico" de Santo Domindo de Silos.
  
Ábside de la iglesia parroquial de San Millán de la Cogolla. Espinosa de Cervera. 
 El ábside, al igual que la torre, es de mediados del siglo XII. Circular, va reforzado con cuatro columnas que se elevan desde el zócalo y que lo dividen en cinco calles; la central presenta una ventana con arco de medio punto. Una imposta central anillando las cuatro columnas, rematadas en capiteles de buena factura, divide el ábside en dos cuerpos. El alero está recorrido por una importante muestra de canecillos.
Capitel de una de las columnas del ábside
 
Monje representado en uno de los magníficos canecillos del ábside.
 
Torre románica.

La torre tiene tres cuerpos divididos por impostas, la inferior ajedrezada; en el cuerpo intermedio, grandes arcos apuntados en cada una de sus caras. El de la fotografía superior, con tímpano liso y doble arco de medio punto con parteluz central. El cuerpo superior de la torre presenta ocho vanos, dos en cada frente; sirve de soporte al tejadillo con chapitel de época posterior.

San Millán de la Cogolla.

En el interior del templo, una imagen del santo titular preside el retablo de la capilla Mayor. También otras imágenes distribuidas en altares o capillas laterales merecen ser destacadas.

Iglesia parroquial. Espinosa de Cervera.
 
Iglesia parroquial. Espinosa de Cervera. 
Siguiendo nuestro recorrido por el interior pudimos contemplar otros elementos románicos, tales como una pila bautismal y algunos capiteles; incluso de época prerrománica, una pila de agua bendita.

Pila bautismal. Espinosa de Cervera.
 
Capitel en la capilla Mayor de Espinosa de Cervera.
 
Pila de agua bendita prerrománica reutilizada.

Podría haber reseñado bastantes más puntos de interés y aportado más fotografías tanto del interior como del exterior de la iglesia (por cierto, abierta amablemente por el párroco de la localidad que, al tiempo, nos informaba sobre distintos pormenores relativos a la misma), pero no es el lugar adecuado ni yo la persona más idónea para hacer un estudio pormenorizado.
 
Buitres sobrevolando Santo Domingo de Silos.

 Siguiendo con el programa previsto, hacia las 11,30 llegamos al aparcamiento acondicionado para autocares en Santo Domingo de Silos; en un cielo completamente limpio de nubes nos recibe un buen número de buitres hacia el suroeste, tal vez de la relativamente cercana reserva natural del Cañón de Río Lobos.

Haciendo tiempo para entrar a la visita guiada en el monasterio.
 
Junto a la puerta sur de la muralla que rodea Santo Domingo de Silos.

Como quedan unos minutos para acceder a las dependencias monásticas, recorremos los lugares cercanos a la sala de recepción de visitantes, en concreto el antiguo lavadero alimentado por un manantial y el arco de San Juan, puerta sur de la muralla de la Villa, surgida por carta puebla otorgada al abad del monasterio por Alfonso VII en 1185. Parece que ya a mediados del siglo X existía en el lugar una comunidad monástica; como en otros muchos lugares del reino de León, el monasterio fue arrasado en las sucesivas razias de Almanzor a finales de dicho siglo. Por testamento de Sancho III de Navarra el Condado de Castilla se transforma en reino independiente el año 1035, ocupando el trono su hijo Fernando. Unos años más tarde, en 1041, el rey encarga al futuro Santo Domingo la restauración del monasterio.
 
Ciprés del claustro de Santo Domingo de Silos.

Y por fin llega el momento deseado: ante nuestra vista se eleva majestuoso el ciprés cantado por Gerardo Diego.
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
La visita a uno de los lugares más emblemáticos del Románico no sólo a nivel nacional, sino también europeo, está a punto de comenzar.

Panda sur del claustro.


El claustro se inició en las décadas finales del siglo XI siguiendo las normas canónicas de los monasterios benedictinos, siendo abad Fortunio, el sucesor de Santo Domingo, fallecido en 1073. Es de planta cuadrangular y presenta dos niveles de arquerías sobre columnas pareadas.
 
Cuatro columnas torsas señalan el centro de la panda de poniente.

Parece ser que en el proyecto original debía tener 14 arcos en cada panda, pero hubo de añadir dos más a las del norte y sur para que aquella, adosada al templo, se ajustara a la planta de éste.
 
Columnas y capitel obra del Primer Maestro.

Las columnas y capiteles son obra de dos talleres distintos, a cuyo frente se encontraban los conocidos como Primer y Segundo Maestro de Silos. El primer taller intervino en las pandas norte y este, así como en la mitad de la oeste, al tiempo que se encargó también de seis de los relieves de los ángulos del claustro. Las columnas se distinguen por tener los fustes muy separados y pronunciado éntasis.

Pandas meridional y de poniente, decoradas por el Segundo Maestro, vistas desde la oriental.

Al Segundo Maestro corresponden las columnas y capiteles de la panda sur y de la otra mitad de la de poniente; las columnas están prácticamente adosadas y los capiteles se caracterizan por un mayor volumen y realismo, en especial las representaciones de dragones y arpías.
 
Capiteles obra del taller del Primer Maestro.
 
Capiteles obra del taller del Segundo Maestro.

Como no procede detallar cada uno de los 64 capiteles del claustro bajo, en las fotografías superiores se recoge una muestra de los mismos, especificando el taller a que pertenecen.

Capitel historiado. Ciclo de la Natividad: Visitación, Anunciación, Nacimiento de Jesús.
 
Capitel historiado. Ciclo de la Pasión: Entrada en Jerusalén, Lavatorio y Última Cena.

No se ponen de acuerdo los expertos en la atribución de los dos únicos capiteles historiados; hay quien señala que son obra del taller del Segundo Maestro y quien dice que son obra de manos distintas de los dos grandes maestros. Representan, respectivamente, dentro del ciclo de la Natividad, la Visitación de María a su prima Santa Isabel, la Anunciación del arcángel Gabriel a María y el Nacimiento de Jesús en Belén, y dentro del ciclo de la Pasión, la Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos, el Lavatorio de los pies a los discípulos y la Última Cena de Jesús con los apóstoles.

Alfarje mudéjar de finales del siglo XIV.
 
Suelo del claustro con decoración de cantos rodados.

Antes de centrarme en los relieves que decoran los ángulos del claustro, quiero fijarme en otros elementos que también merecen ser señalados. Así, la techumbre plana de madera labrada y ornamentada, de finales del siglo XIV, y el suelo, que presenta decoración de cantos rodados.

Virgen de Marzo.

En el ángulo noreste del claustro, junto a la puerta de acceso al brazo sur del crucero de la antigua iglesia monástica, se ubica una estatua pétrea representando a María como Sedes Sapintiae. Hierática y frontal, características del Románico, sin embargo sostiene a Jesús no en el regazo, sino sobre la rodilla izquierda, circunstancia más propia ya del cercano gótico.

Lauda sepulcral de Santo Domingo de Silos.

En la panda norte, sobre pies que representan leones de excelente factura, se encuentra la lauda sepulcral de Santo Domingo, obra del siglo XIII. Contiene la estatua yacente del santo, que sostiene el báculo abacial y un libro en sus manos; un ángel le está coronando y dos personajes se postran a sus pies.

Sala Capitular.

En la panda oriental se encuentra la antigua Sala Capitular del monasterio, obra de comienzos del siglo XII aunque muy restaurada, que conserva algunos restos de policromía original.

Capitel de las columnas que soportan las arquerías de la Sala Capitular.

En los capiteles de dos columnas que sustentan las arquerías de comunicación del claustro con la Sala Capitular se muestran parejas de monos, alguno de los cuales totalmente restaurado, con sus patas y cuellos atados con cuerdas.

La Ascensión

Las caras interiores de los pilares de cada una de las esquinas del claustro se decoran con bloques de caliza de unos 180x110 cm. Seis de estos relieves son obra del taller del Primer Maestro. Así, este de La Ascensión, en la cara sur del ángulo sureste. Delimitados por columnas, en el nivel inferior aparecen siete apóstoles y en el superior los otros cinco y María, todos nimbados y con la mirada hacia lo alto, donde dos ángeles sostienen una especie de telón de nubes y, encima, la cabeza de Jesús con nimbo crucífero.

Pentecostés. Detalle.

Haciendo pareja con La Ascensión, en la cara oriental, el relive relativo a Pentecostés. Siguiendo el mismo esquema, en el nivel inferior los apóstoles, ahora en dos bloques de seis, con María destacando sobre ellos. En la parte superior, una pareja de ángeles y la Mano de Dios en actitud de bendecir, igualmente entre nubes.
 
Jesús con los discípulos de Emaús.

En la cara norte del ángulo noroeste, Jesús acompañado de los discípulos de Emaús. Los tres personajes nimbados, destaca por su mayor tamaño la figura de Jesús, con gorro frigio y zurrón de peregrino en el que se aprecia una vieira. Destaca la expresividad y el excelente trabajo en general de los tres rostros, que tienen las pupilas rebajadas para incrustar en ellas azabache, que todavía conserva el discípulo más a la izquierda. También la sensación de movimiento que transmite la escena.
 
La duda de Santo Tomás.

En la cara de poniente de ese mismo ángulo noroeste, la duda de Santo Tomás. Jesús, tras la Resurrección, se aparece a los apóstoles; ante la duda de Tomás, Jesús le muestra la herida de su costado para que se convenza de que efectivamente ha resucitado.
La composición muestra tres niveles, cada uno con cuatro apóstoles, a los que se añade la figura de Jesús en el inferior, también en este caso de mayor tamaño con la finalidad de señalar su jerarquía.
Todas las figuras están nimbadas y las tres que centran la atención del espectador, en el ángulo inferior izquierdo, con las pupilas rebajadas para incrustar azabache.
 
Grupo de seis apóstoles. Relieve de la Duda de Santo Tomás.

En los nimbos va epigrafiado el nombre del apóstol correspondiente. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Mateo, Judas, Simón, Bartolomé, Juan y Santiago.
Dos curiosidades al respecto. En la figura de Juan se aprecia el rebajado de las pupilas, antes mencionado, para contener azabache. En la correspondiente a Santiago, la leyenda dice :Iacobus, frater Domini, es decir, hermano del Señor. En los evangelios canónicos se señala claramente que Santiago y Juan son hermanos, hijos de Zebedeo, mas nunca hermano de Jesús.
 
Segundo grupo de apóstoles. Relieve de la Duda de Santo Tomás.

En este segundo grupo, siguiendo el mismo orden, aparecen: Felipe, Santiago el Menor, Tomás, Pablo, Simón Pedro y Andrés.
Dos curiosidades también respecto a estas imágenes. El rebajado en las pupilas de Tomás, por una parte, y la presencia de Pablo de Tarso junto a los apóstoles, al igual que sucede en otros relieves del claustro. Es posible que se deba a la enorme importancia de este personaje en la historia de la Iglesia, que no se entendería en su estructura y doctrina actuales sin su concurso; no obstante, lo cierto es que nunca nunca perteneció al colegio apostólico en la Iglesia primitiva, en la Iglesia de Jerusalén, tras la Resurrección y Pentecostés. En Los Hechos de los Apóstoles 1-15 se deja meridianamente claro que, a propuesta de Pedro con la finalidad de llenar el hueco dejado por Judas Iscariote, se eligió a Matías, que quedó así agregado a los otros once desde ese momento.
 
Descendimiento.

En la cara norte del ángulo nororiental, el Descendimiento de la Cruz. Mientras José de Arimatea sostiene el cuerpo inerte de Jesús, Nicodemo desclava su mano izquierda; a ambos lados, María, con sus manos veladas, sostiene el brazo derecho, ya desclavado, y Juan.
El madero de la Cruz está sin desbastar y sobre el sepulcro de Adán, que según la tradición se hallaba enterrado en el monte Calvario.
En la parte superior las alegorías del sol y la luna, ambos velados, y tres ángeles turiferarios.
 
Entierro y Resurrección. Detalle.

En la cara oriental de esa misma esquina del claustro, el Entierro y la Resurrección de Cristo. El sarcófago, donde se apoya el cuerpo yacente de Jesús, marca la división entre dos escenas; en la parte superior se representan, a su vez, también dos momentos distintos.
La tapa del sarcófago se dispone en forma oblicua, de tal forma que arriba de la misma se puede apreciar cómo un ángel informa a las santas mujeres, María Magdalena, María de Santiago y Salomé, de la Resurrección, mientras debajo de la tapa dos personajes, quizás José de Arimatea y Nicodemo, colocan cuidadosamente el cuerpo de Jesús en el sepulcro.
 
Soldados dormidos en la vigilancia del Sepulcro.

En la parte inferior del relieve, siete soldados se representan "como muertos", tal como afirman los evangelios que era su estado al producirse la Resurrección. A señalar que su vestimenta y equipación se corresponden con la de soldados medievales.

Coronación de María.

En el lado de poniente del ángulo suroeste se representa la Anunciación y Coronación de la Virgen María. Este relieve es de un maestro distinto a los dos que encabezaron los dos talleres que llevaron el peso en la decoración del claustro; posiblemente fue realizado a finales del siglo XII, siendo su estilo muy diferente, más realista, ya cercano a las directrices del gótico.
En la parte inferior, el arcángel Gabriel se postra ante María y le anuncia que va a ser la Madre de Dios, mientras que en la superior unos ángeles le colocan la corona en su condición de Reina de la Creación.

Árbol de Jesé.

En el lado sur, el Árbol de Jesé, es decir, la representación de la genealogía de Jesús. Es obra de otro maestro distinto a los anteriores, aunque bien pudiera ser el mismo de los dos capiteles historiados.
En la parte inferior aparece la figura de Jesé acostado; sobre él, la Virgen María, flanqueada por David y Salomón.
Más arriba, Dios Padre con Jesús en el regazo; a los lados, los cuatro profetas mayores, es decir, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel.
En la parte superior, el Espíritu Santo en forma de paloma, tal como dice el evangelio que descendió sobre Jesús en el momento de su bautizo, mientras una voz del cielo decía: "Este es mi hijo amado, en quien tengo mis complacencias" (Mateo, 3-17).

Dios Padre con Jesús en el regazo.

Así como María es representada frecuentemente en el Románico como Sede de la Sabiduría, con Jesús en el regazo, este tema iconográfico de la "Paternitas" es mucho menos habitual.
 
Santibáñez del Val.
A continuación visitamos otras dependencias como la botica o el Museo, pero había que hacer tiempo hasta el momento de poder escuchar el canto gregoriano de los monjes a la hora sexta. La mayoría del grupo se acercó hasta la ermita mozárabe de Barriosuso, mientras nosotros permanecimos en Santibáñez del Val esperando su regreso; en la cerca de un chalet de esta localidad se puede ver este enorme bloque reutilizado, donde se muestra una pata de oca inscrita en un círculo.

En el asador José María. Aranda de Duero.

Después de alimentado el espíritu con toda la belleza y armonía que nos había proporcionado la intensa mañana, era la hora de dar también solaz al cuerpo. De regreso en Aranda de Duero acudimos hasta el mesón José María a fin de degustar el menú preparado especialmente para la ocasión, del que es buena muestra la fotografía superior.
 
Escenas de la Natividad en el tímpano de la Iglesia parroquial de Santa María la Real.

Una vez dimos buena cuenta de las abundantes viandas, y tras agradable sobremesa, llegaba el momento de acudir a la primera sede de las Edades del Hombre, en la iglesia de Santa María.
 
A punto de entrar en Santa María.

De los cuatro capítulos que componen la muestra, todos relacionados con la Eucaristía, esta sede agrupa los tres primeros. Obras como "Cristo Salvador", de Vasco de la Zarza, o "Santa Clara", de Gregorio Fernández, forman parte la exposición.
 
Iglesia de San Juan. Aranda de Duero.

Un corto trecho separa ambas sedes; la segunda, la iglesia de San Juan. En el tímpano de la portada que muestra la fotografía superior, el santo titular.
 
Torre de la iglesia de San Juan. Aranda de Duero.

Aunque la iglesia en su conjunto es de estilo gótico, conserva restos de un antiguo templo románico que se levantaba en este mismo solar; la torre es parte de dichos restos románicos. Fue sede del Concilio de Aranda, en las últimas décadas del siglo XV.
 
"Restos" de policromía, tan presentes durante toda la jornada, también aquí. 
Otras obras dignas de mención, entre las aproximadamente 130 expuestas, serían la "Resurrección de Jesús", de Juan de Borgoña, o "San Juan de Sahagún", de Claudio Coello.
Para el grupo procedente de Zamora estaba a punto de finalizar la jornada, ya que se acercaban las ocho de la tarde y había que emprender el camino de vuelta. Los que se quedaban todavía tenían mucho tiempo por delante para seguir disfrutando del lugar y de la compañía.

Mi agradecimiento a los organizadores por la invitación a este encuentro, especialmente a M. Antonia Sassot, alma de cada uno de los actos programados y líder del grupo. Fue un día de esos que quedan marcados en la memoria, tanto por los lugares extraordinarios que conocimos como por las personas con las que tuvimos la suerte y el placer de compartir esta maravillosa experiencia.
Ahora sólo queda esperar que pronto se repita en cualquier otro sitio de la extensa y hermosísima geografía de nuestra Comunidad. La excelencia de los lugares a visitar está garantizada, sea donde sea; únicamente desear que en esa próxima ocasión el grupo de asistentes pueda verse notablemente aumentado.


Fuentes.-
www.arteguias.com/burgos/arandadeduero.htm
www.arteguias.com/silos.htm
www.arquivoltas.com/15-Burgos/02-Silos06.htm