Alba de Tormes

Alba de Tormes
Vista de Alba de Tormes. Anton van den Wyngaerde, 1570.

jueves, 24 de julio de 2014

LA MURALLA DE ZAMORA.- Primer recinto.

Las repetidas derrotas frente a los musulmanes de Ramiro III fueron aprovechadas por los nobles gallegos para coronar rey de Galicia a Bermudo II, hijo bastardo de Ordoño III, en 982; tras dos años de guerra civil conquistó León y sometió todo el reino. Contó para ello con la ayuda de Almanzor, de quien se hizo tributario; el caudillo musulmán mantuvo el reino de León bajo su tutela y cortó de raíz todo intento de autonomía con devastadoras expediciones de castigo. En una de estas razias arrasó Zamora (988).
Será Fernando I, en 1061, el monarca que lleve a cabo la restauración y dote a Zamora de los elementos definitorios de una ciudad medieval: un espacio rodeado de murallas en el que existe una diversificación del trabajo, que posee un estatuto jurídico municipal y donde se establecen las sedes de los poderes real, político-administrativo y religioso.


Primer recinto amurallado.
El primer recinto amurallado ocupaba una superficie de 25 hectáreas y tendría un perímetro aproximado de 2400 metros, en el que se abrieron siete puertas, a las que posteriormente se añadiría otra, denominada Nueva, en la actual Plaza Mayor, más una serie de portillos auxiliares.
 
Maqueta de Zamora en época medieval.
Como se aprecia en la fotografía superior, existía un puente, al parecer ya en malas condiciones cuando se comienza este primer recinto, que facilitaba el paso del Duero a quienes se dirigían hacia el norte por la Ruta de la Plata desde Salamanca, desembocando junto al arrabal de Olivares, muy cerca de la denominada Puerta Óptima, de Olivares o del Obispo; dicho puente, del que todavía hoy se conservan algunos restos, se situaba aguas abajo del Puente de Piedra, cuya primera noticia documental es de 1167, cuando el obispo Esteban otorga facultad de edificar la iglesia de San Julián del Mercado.

Detalle del dibujo que Anton van den Wyngaerde realizó de Zamora en 1570 por encargo de FelipeII.
El dibujante paisajista flamenco refleja en esta parte de su vista de Zamora tanto las ruinas del Puente Viejo como las aceñas de Olivares; también se aprecia claramente la Catedral, así como la Puerta del Obispo, la subida desde el río hasta ella y la Casa del Cid. Sin embargo, así como al fondo se distingue la muralla envolviendo la zona norte, no se ven los tramos que unen esta puerta con la siguiente en dirección este, la de San Pedro.

Puerta Óptima, de Olivares o del Obispo.
Como reza la inscripción de la lápida situada sobre el arco de medio punto, esta puerta fue restaurada en la era de 1268, es decir, el año del Señor de 1230, cuando el rey zamorano Alfonso IX de León, que murió ese mismo año, tomó Cáceres, Montánchez, Mérida y Badajoz, combatiendo los zamoranos en primera línea.
Si tomamos como punto de partida esta puerta, una de las que se conservan en la actualidad, para recorrer el primer recinto en sentido inverso a las agujas de un reloj, podemos observar, a continuación de la Casa del Cid o Palacio de Arias Gonzalo, restos originales en lienzos de mampostería, donde se abre un postigo.
 
Postigo
La muralla discurría a continuación sobre las Peñas de Santa Marta hasta llegar a la Puerta de San Pedro, casi desaparecida; en esta zona se ha variado en gran medida el trazado original.
  
Peñas de Santa Marta.
De la mencionada puerta de San Pedro solamente se conserva una jamba, situada en el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales, en la calle o cuesta de Pizarro. Muy cerca, la iglesia de San Pedro y San Ildefonso.

Puerta de San Pedro.
Es difícil reconocer los lienzos y paños originales de la muralla que puedan persistir en la actualidad desde esta puerta a la de San Cebrián o San Cipriano, debido a las muy numerosas construcciones modernas en la zona y las separaciones entre las distintas fincas.

Aspecto actual de la muralla entre las puertas de San Pedro y San Cebrián.
 Pocos restos quedan en pie de la citada puerta de San Cebrián, demolida en 1726. No obstante, en la información referida al templo con dicha advocación se dice textualmente que su "torre formó parte de las defensas y de una de las puertas de la muralla". De hecho, en el cuerpo inferior de la torre hay todavía un pasadizo que no está comunicado con el interior de la iglesia, lo que parece significar que tuvo más de refugio o defensa que de espacio litúrgico.

Al fondo, iglesia de San Cipriano.

En la bajada de Santa Lucía todavía se conserva un paño antiguo de muralla y un cubo de defensa. Desde la puerta de San Cebrián, la muralla seguiría en dirección este hasta llegar a la calle de Balborraz, donde un giro de unos 90º permitiría que alcanzara la Puerta Nueva o de San Juan.

Bajada de Santa Lucía vista desde el mirador junto a San Cipriano.

Es difícil a día de hoy apreciar la ubicación precisa del tramo de muralla entre las calles de Balborraz y los Herreros, antes denominada calle de la Alcazaba, por estar situada ésta en sus inmediaciones. En una maqueta expuesta en el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales se distingue, sin embargo, muy claramente. 

Maqueta cuesta de Balborraz y Ayuntamiento Viejo

De cualquier forma, desde la plaza de Santa Eulalia aún es posible vislumbrar entre las edificaciones restos de muralla y un cubo de defensa.

Restos de muralla y un cubo de defensa entre las calles Balborraz y los Herreros. 
También en el dibujo de Van den Wyngaerde se ve claramente este tramo de muralla y el giro que ésta realiza tras alejarse de la Puerta de San Cipriano en dirección este y tomar luego dirección norte hasta la Puerta Nueva.
Detalle del dibujo de Van den Wyngaerde.

En la imagen, además del Puente de Piedra, se distingue señalada con la letra G la torre de San Cipriano y con la H la de San Vicente.

Ayuntamiento Viejo, donde pudo estar ubicada la Puerta Nueva o de San Juan

La Puerta Nueva, también llamada de San Juan por la proximidad con la iglesia bajo la advocación de San Juan Bautista, parece que pudo estar situada a la altura de la galería porticada del Ayuntamiento Viejo. De ella no queda resto alguno. 

Tramo de muralla junto a la Puerta de Doña Urraca.

A partir de la Puerta Nueva y hasta la de Zambranos, la muralla atravesaría la actual Plaza Mayor y seguiría por la Costanilla; no quedan restos de este tramo, lo que parece lógico al perder su función defensiva por la construcción del segundo recinto. Posiblemente se adosaran edificios, se colmataría el foso y, por último, acabaría derribándose la muralla. Sin embargo, sí permanecen algunos lienzos que, una vez hecho el giro en dirección oeste, se ciñen al escarpe rocoso hasta alcanzar el Arco de Doña Urraca.

Arco de Doña Urraca.

Esta puerta, conocida como de Zambranos, de San Sebastián, de la Reina o Arco de Doña Urraca, data del siglo XIII, aunque ha sido muy transformada. A la izquierda de la imagen se aprecia el Postigo de la Reina, actualmente tapiado como puede constatarse claramente.

Peña Tajada-Ronda de Santa María.

La muralla, a partir del Arco de Doña Urraca, toma sensiblemente dirección oeste adaptándose al trazado sinuoso de la Peña Tajada, citada en el Romancero.

Puerta de San Martín. 

De la puerta de San Martín no quedan restos, ya que fue demolida en 1908. Desde aquí hasta la Puerta del Mercadillo existen varios cubos de defensa y una torre torre almenada de planta rectangular con merlones puntiagudos, como se aprecia en la fotografía superior.

Cuesta del Mercadillo.
Subiendo desde el Paseo de la Vega hasta el casco antiguo amurallado por la Cuesta del Mercadillo, se alcanza un cubo que defendía la puerta de este nombre, también llamada en su momento del Carmen, que se demolió en 1925.

Puerta del Mercadillo.

Restos de la Puerta del Mercadillo en el cubo de defensa.

Cubo de defensa.

Vista desde el interior del recinto amurallado del cubo que defendía la Puerta del Mercadillo.

Portillo de la Lealtad.

El hoy denominado Portillo de la Lealtad fue conocido hasta hace poco tiempo como de la Traición; antiguamente también se le denominó Portillo de la Arena y Postigo de Sant Ysidro

Placa en la Puerta de la Lealtad.

Esta placa fue colocada recientemente con motivo del cambio en la denominación del portillo; en ella se lee que a través de él entró en la ciudad Bellido Dolfos tras dar muerte a Sancho II, según señala la tradición. En la parte superior está impresa una cruz que representa la situada junto a la puerta de una finca que ocupa actualmente el solar del antiguo convento de Santa Clara de los Arenales. Según algunos estudiosos es obra de los primeros años del siglo XIII, mientras otros señalan que habría que datarla en el siglo XI; señala el lugar donde cayó herido de muerte el rey castellano. 

Cruz que señala el lugar donde Bellido Dolfos hirió de muerte a Sancho II.
Detalle del dibujo de Van den Wyngaerde.
En la ilustración de Wyngaerde, señalado con una M, el antiguo convento de Santa Clara, muy cerca del Campo de la Verdad, también representado, donde el castellano Diego Ordóñez y los hijos de Arias Gonzalo dirimieron en combate el reto que aquel hizo a los zamoranos por "traidores fementidos". También se observa parte de la muralla y del Castillo, así como a sus pies el arrabal de Olivares con su caserío y la iglesia de San Claudio, marcada con una N.
 
Castillo de Zamora.
A continuación del portillo, la muralla circunda el Castillo ciñéndose al escarpe rocoso; ya frente al arrabal de Olivares se abre la Puerta de Santa Colomba, que permite el paso a la liza. Presenta un arco apuntado y ha sido despejada de los escombros y vegetación que casi la cubrían, sobre todo en el interior, tras las reformas efectuadas en aquel.

Puerta de Santa Colomba.

Dejando atrás el Castillo, la muralla rodea el espigón rocoso occidental donde se asientan la Catedral y el Palacio episcopal para llegar a la Puerta Óptima, cerrando así el Primer Recinto amurallado de la ciudad, iniciado como se dijo en el reinado de Fernando I, en 1061, y terminado, según parece acreditado, en tiempos de Alfonso VI. 





Fuentes.-
MÍNGUEZ, J. Mª., La España de los siglos VI al XIII. Guerra, expansión y transformaciones. Ed. Nerea, S. A. 1994. 3ª edición:2008
ROGRÍGUEZ MÉNDEZ, F. J., Plan director de las murallas de Zamora. Actas del IV Congreso Internacional "Restaurar la Memoria", Junta de Castilla y León. Valladolid 2006.
MATEOS, M. A., Historia Antigua y Medieval. Castilla y León. Zamora. Ed. Mediterráneo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Murallas_de_Zamora.


















lunes, 21 de julio de 2014

ZAMORA, LA BIEN CERCADA.

Las intervenciones arqueológicas efectuadas estas últimas décadas en los alrededores de la Catedral y del Castillo parecen señalar la existencia de un primitivo castro rodeado de murallas, anterior a la conquista de Roma, que se extendería entre las actuales Puerta de Olivares e iglesia de San Ildefonso, es decir, configurando un recinto que aprovecharía la meseta rocosa al oeste de la ciudad.
Es posible que, a la vista de los restos arqueológicos encontrados, dicho recinto estuviera también ocupado en época romana, conservando y mejorando las murallas ya existentes.
 
 Plano de la ciudad de Zamora. Recinto primitivo.
 
Las invasiones de pueblos bárbaros a comienzos del siglo V van a establecer un reparto del territorio peninsular, en el que Galicia y Lusitania quedarían bajo dominio de los suevos y vándalos asdingos, la provincia Tarraconense quedaría bajo control romano, el centro peninsular lo ocuparían los alanos y el sur los vándalos silingos. No obstante, los visigodos fueron llamados por Roma, como federados del Imperio, para acabar con dicha ocupación germánica y reincorporar Hispania a la autoridad romana, pero lo que en realidad hicieron fue apoderarse de todo el territorio, excepto el noroeste que permaneció bajo dominio suevo y la cordillera cantábrica que se mantuvo siempre fuera de todo control.
En el siglo VI han desparecido, pues, del territorio peninsular los alanos y los vándalos, mientras que el sur es gobernado por el Imperio Bizantino. En 552 Atanagildo firma un pacto con Justiniano y solicita ayuda militar del emperador en su lucha contra el rey Agila I; tropas bizantinas desembarcan en Cartagena y, tras el asesinato de Agila en 555 y el acceso al trono de Atanagildo, se apoderan de extensas zonas del sur peninsular, denominando a este territorio Spania. Su gobierno de esta provincia del Imperio se prolongará hasta 624.
  
 Reino visigodo y provincia bizantina de Spania.
 
A partir de 570 Leovigildo atacará la cuenca del Duero y empujará al reino suevo, con capital en Braga, hacia el norte peninsular; en 575 ambos reinos, suevo y visigodo, firman un acuerdo de paz, que se romperá en 583 cuando el rey suevo Miro apoya a San Hermenegildo en su sublevación. El reino suevo desaparecerá definitivamente en 585. Se alcanza entonces la unidad peninsular.
En 711 se produce la entrada en la Península de los musulmanes bajo las órdenes de Tariq y Muza; tras la derrota de Don Rodrigo en Guadalete desaparece el reino visigodo y comienza el dominio islamista de casi todo el territorio peninsular. La tesis defendida por Sánchez Albornoz, referida a una despoblación integral del valle del Duero, actualmente cuenta con pocos seguidores; la arqueología detecta una continuidad de poblamiento en muchos lugares de la meseta superior, tanto al norte como al sur del Duero, y la pervivencia de topónimos anteriores a la repoblación oficial del Siglo XI sólo puede explicarse mediante la existencia de una población que mantuviera el recuerdo de dichos topónimos, tal como señala el doctor D. José María Mínguez en su obra "La España de los siglos VI al XIII".
Siguiendo la doctrina de este catedrático de Historia Medieval, en tiempos del reinado de Alfonso III (866-911) se consolida la monarquía como institución política, se perfecciona la estructura político-administrativa y se define el espacio que domina el reino astur-leonés. En toda la cuenca del Duero, a raíz de la invasión musulmana, se ha desmoronado completamente lo poco que quedaba de la organización económica, social y político-administrativa romano-visigoda, por lo que los invasores se ven privados de las bases en las que asentar su dominio. Consiguientemente, estos territorios serían enormemente atractivos para los colonizadores procedentes de los valles de la cordillera Cantábrica.
Las crónicas señalan que Alfonso III fortificó Zamora en 893 y repobló la zona con mozárabes de Toledo; posiblemente, la muralla que se levantó entonces coincidiría en su perímetro con la del castro antes mencionado.
                                                     Torre almenada del Primer Recinto.
 
En el tramo de muralla comprendido entre las puertas de San Martín y del Mercadillo hay una torre almenada de planta rectangular y merlones puntiagudos que destaca del entorno, ya que está situada entre torres circulares o cubos de defensa.
Bien podría tratarse de una torre esquina de ese antiguo recinto, que desde la Puerta de San Pedro, en la calle Pizarro, continuaría hasta la Rúa entre la iglesia de San Ildefonso y el convento de Nuestra Señora del Tránsito para llegar a la Vega bordeando los jardines de San Martín.
  
Primer recinto amurallado.
  Entre las puertas de San Martín y del Mercadillo. 
 
En este punto conviene señalar la diferencia que el profesor Mínguez establece para los términos "colonización" y "repoblación"; se entiende por colonización "la ocupación y puesta en explotación de nuevas tierras realizadas por el colonizador directo, sea éste un individuo aislado, una familia nuclear o un grupo más extenso"; repoblación a su vez sería "una actividad que consiste fundamentalmente en la organización política y administrativa del territorio sobre la base de una previa colonización". Por tanto, "la actividad repobladora no remite necesariamente a la acción sobre un despoblado; su contenido fundamental es el de integrar a una comunidad o a un conjunto de comunidades, sean de antigua existencia o de nueva creación, en el seno de una estructura política y administrativa determinada".
Este posiblemente sería el caso de Zamora; la repoblación oficial tendría por objeto reforzar la posición estratégica de la ciudad. El Duero "constituía por sí mismo un accidente geográfico de suficiente entidad como para establecer los límites territoriales precisos sobre los que montar un sistema defensivo eficaz que posibilitase la intensificación de la colonización y el perfeccionamiento de la organización política del reino".
Tras diversas e importantes vicisitudes en el siglo X, entre las que cabe señalar lo que las crónicas denominan el Día de Zamora, en 901, que se saldó con la victoria de Alfonso III sobre Ahmed-ben-Moavia, conocido como Abul Kassin, también la Jornada del Foso, en 939, con la victoria de Ramiro II sobre las tropas de Abderramán III, o bien las destrucciones de la ciudad en razias sucesivas protagonizadas por Almanzor a finales de dicho siglo, llegamos a la restauración de Zamora en 1061 por el rey Fernando I, que dota de fuero a la ciudad y emprende la construcción de una muralla mucho más amplia que la existente hasta ese momento y que albergará las sedes del poder real, político-administrativo y religioso.



Fuentes.-
MÍNGUEZ, J. Mª., La España de los siglos VI al XIII. Guerra, expansión y transformaciones. Ed. Nerea, S. A. 1994. 3ª edición:2008
ROGRÍGUEZ MÉNDEZ, F. J., Plan director de las murallas de Zamora. Actas del IV Congreso Internacional "Restaurar la Memoria", Junta de Castilla y León. Valladolid 2006.
MATEOS, M. A., Historia Antigua y Medieval. Castilla y León. Zamora. Ed. Mediterráneo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_de_Spania.
http://es.wikipedia.org/wiki/Murallas_de_Zamora.



 

martes, 15 de julio de 2014

Veteranos MAUX

El pasado mes de junio se han cumplido 45 años desde que nos impusieron las insignias como nuevos Antiguos Alumnos del Colegio María Auxiliadora de Salamanca; habíamos finalizado el Preuniversitario y cada uno de nosotros estaba dispuesto para comenzar una nueva andadura por caminos diversos.
 
 
En 1994 se cumplían, por tanto, las Bodas de Plata y para celebrar una efemérides tan señalada nos volvimos a reunir, acompañados de nuestras respectivas familias, un grupo numeroso; algunos ni siquiera nos habíamos vuelto a ver, porque las circunstancias nos habían llevado desde el primer momento fuera de la ciudad; otros, compañeros de facultad durante los estudios universitarios, la vida profesional también les había distribuido por toda la geografía española unos años más tarde. Lo cierto es que fue un reencuentro entrañable, vivido con intensidad.
 
 
Volvieron a transcurrir otro buen número de años hasta que decidimos que había llegado el momento de transformar estas reuniones tan alejadas en el tiempo en una costumbre más habitual. Así fue como, gracias a la dedicación y entusiasmo de uno de los componentes de la promoción, que se propuso localizar a una inmensa mayoría del grupo y luego organizar el encuentro en el Colegio, así como una posterior comida de hermandad en un restaurante cercano, el año 2009 se hizo realidad lo que en principio parecía una quimera.
 
 
 El año 2010 la reunión fue un sábado en Zamora. Recorrimos el casco antiguo, visitando fundamentalmente el Castillo y más someramente la Catedral, la Magdalena y otros lugares emblemáticos de la ciudad. Acudimos a comer a un restaurante alejado unos kilómetros, en pleno campo, pero con buenas instalaciones; incluso algún compañero se "atrevió" a dar unos pases de salón en su plaza de tientas.
 
 
Aprovechamos para desplazarnos a Toro al día siguiente, domingo; además de un recorrido por la ciudad, acudimos a la bodega Liberalia, donde no sólo probamos sus excelentes vinos, sino que encargamos una barrica de crianza para el grupo. Fue una buena excusa para acudir en más ocasiones.
 
 
 
Unos meses más tarde, además de recoger el vino encargado y otros productos que ofrecía la bodega, fuimos a comer al restaurante La Fragua, muy cerca del Arco del Reloj, en pleno centro de Toro; entre distintos entrantes para compartir no faltó el "arroz a la zamorana", del agrado sobre todo de aquellos que no lo conocían.
 
 
Además de volver en otras ocasiones a fin de recoger la barrica de vino del año, también nos sirvió para visitar la Colegiata, donde el párroco de la localidad zamorana de Carbajales, excelente restaurador por otra parte y experto conocedor del templo, nos ilustró sobre la iconografía de la imponente Portada de la Majestad.
 
Una de las razones de ser de estas reuniones, además de la primordial de mantener vivos los lazos de amistad y compañerismo nacidos hace ya tantos años, es la de conocer nuevos lugares; pero también, y no menos importante, que tengamos la posibilidad de largas sobremesas tras degustar los excelentes productos de cada lugar. Así, en años sucesivos, aquellos que buenamente pueden en cada momento, hemos ido recorriendo Segovia, San Vitero y San Pedro de la Nave (Zamora), la Sierra de Francia, el Monasterio de Moreruela y, este año 2014, Alba de Tormes.
 
San Pedro de la Nave (2011)
 
 
Bodega Liberalia
 
 
La Alberca (2012)
 
Sierra de Francia (2012)
 
Riomalo (2012)
 
Sierra de Francia (2012)
 
Monasterio de Moreruela (2013)
 
Alba de Tormes (2014)
 
 Como este año se cumplen 45 años de nuestra salida del Colegio, un número redondo, a tan solo un lustro de las Bodas de Oro, además de la visita a Alba de Tormes del pasado mes de junio, ya hay compañeros poniendo en marcha un nuevo evento para después del verano con toda ilusión y dedicación. Esperemos que en esta próxima ocasión el número de asistentes pueda incrementarse notablemente.

lunes, 14 de julio de 2014

Presentación

Día 14 de julio de 2014
Cuando las luces del atardecer van, poco a poco, dejando paso a la oscuridad de la noche, encuentro el momento más adecuado para hacer balance diario, recordar las experiencias que me ha ofrecido la jornada que ya camina hacia su final, programar las actividades para los días venideros, soñar lo que pudo haber sido y no fue, ....
Hoy he decidido plasmar parte de ese cúmulo de sensaciones en este medio; es posible que muy pocas personas, tal vez nadie, quieran acceder a su contenido, pero a mi me servirá para expresar mis emociones y mis vivencias cotidianas; quizá, con el tiempo, esta sea la única forma de mantenerlas presentes en mi memoria.
Aunque llevo residiendo más de 35 años en Zamora y me siento profundamente integrado en esta maravillosa ciudad, no puedo ni quiero olvidar que nací y viví mis primeros 18 años en Salamanca y que me considero charro por encima de todo, ya que allí tengo mis raíces, allí nacieron y murieron mis antepasados por muchas generaciones.
Es por eso que esta mi primera aportación quiero dedicarla a dejar constancia fotográfica de alguno de sus más insignes monumentos: ambas catedrales y la iglesia de los dominicos.

                                                      Cabecera y cúpula Catedral Nueva
                                                 

Retablo Catedral Vieja


Portada de San Esteban