Alba de Tormes

Alba de Tormes
Vista de Alba de Tormes. Anton van den Wyngaerde, 1570.

lunes, 21 de julio de 2014

ZAMORA, LA BIEN CERCADA.

Las intervenciones arqueológicas efectuadas estas últimas décadas en los alrededores de la Catedral y del Castillo parecen señalar la existencia de un primitivo castro rodeado de murallas, anterior a la conquista de Roma, que se extendería entre las actuales Puerta de Olivares e iglesia de San Ildefonso, es decir, configurando un recinto que aprovecharía la meseta rocosa al oeste de la ciudad.
Es posible que, a la vista de los restos arqueológicos encontrados, dicho recinto estuviera también ocupado en época romana, conservando y mejorando las murallas ya existentes.
 
 Plano de la ciudad de Zamora. Recinto primitivo.
 
Las invasiones de pueblos bárbaros a comienzos del siglo V van a establecer un reparto del territorio peninsular, en el que Galicia y Lusitania quedarían bajo dominio de los suevos y vándalos asdingos, la provincia Tarraconense quedaría bajo control romano, el centro peninsular lo ocuparían los alanos y el sur los vándalos silingos. No obstante, los visigodos fueron llamados por Roma, como federados del Imperio, para acabar con dicha ocupación germánica y reincorporar Hispania a la autoridad romana, pero lo que en realidad hicieron fue apoderarse de todo el territorio, excepto el noroeste que permaneció bajo dominio suevo y la cordillera cantábrica que se mantuvo siempre fuera de todo control.
En el siglo VI han desparecido, pues, del territorio peninsular los alanos y los vándalos, mientras que el sur es gobernado por el Imperio Bizantino. En 552 Atanagildo firma un pacto con Justiniano y solicita ayuda militar del emperador en su lucha contra el rey Agila I; tropas bizantinas desembarcan en Cartagena y, tras el asesinato de Agila en 555 y el acceso al trono de Atanagildo, se apoderan de extensas zonas del sur peninsular, denominando a este territorio Spania. Su gobierno de esta provincia del Imperio se prolongará hasta 624.
  
 Reino visigodo y provincia bizantina de Spania.
 
A partir de 570 Leovigildo atacará la cuenca del Duero y empujará al reino suevo, con capital en Braga, hacia el norte peninsular; en 575 ambos reinos, suevo y visigodo, firman un acuerdo de paz, que se romperá en 583 cuando el rey suevo Miro apoya a San Hermenegildo en su sublevación. El reino suevo desaparecerá definitivamente en 585. Se alcanza entonces la unidad peninsular.
En 711 se produce la entrada en la Península de los musulmanes bajo las órdenes de Tariq y Muza; tras la derrota de Don Rodrigo en Guadalete desaparece el reino visigodo y comienza el dominio islamista de casi todo el territorio peninsular. La tesis defendida por Sánchez Albornoz, referida a una despoblación integral del valle del Duero, actualmente cuenta con pocos seguidores; la arqueología detecta una continuidad de poblamiento en muchos lugares de la meseta superior, tanto al norte como al sur del Duero, y la pervivencia de topónimos anteriores a la repoblación oficial del Siglo XI sólo puede explicarse mediante la existencia de una población que mantuviera el recuerdo de dichos topónimos, tal como señala el doctor D. José María Mínguez en su obra "La España de los siglos VI al XIII".
Siguiendo la doctrina de este catedrático de Historia Medieval, en tiempos del reinado de Alfonso III (866-911) se consolida la monarquía como institución política, se perfecciona la estructura político-administrativa y se define el espacio que domina el reino astur-leonés. En toda la cuenca del Duero, a raíz de la invasión musulmana, se ha desmoronado completamente lo poco que quedaba de la organización económica, social y político-administrativa romano-visigoda, por lo que los invasores se ven privados de las bases en las que asentar su dominio. Consiguientemente, estos territorios serían enormemente atractivos para los colonizadores procedentes de los valles de la cordillera Cantábrica.
Las crónicas señalan que Alfonso III fortificó Zamora en 893 y repobló la zona con mozárabes de Toledo; posiblemente, la muralla que se levantó entonces coincidiría en su perímetro con la del castro antes mencionado.
                                                     Torre almenada del Primer Recinto.
 
En el tramo de muralla comprendido entre las puertas de San Martín y del Mercadillo hay una torre almenada de planta rectangular y merlones puntiagudos que destaca del entorno, ya que está situada entre torres circulares o cubos de defensa.
Bien podría tratarse de una torre esquina de ese antiguo recinto, que desde la Puerta de San Pedro, en la calle Pizarro, continuaría hasta la Rúa entre la iglesia de San Ildefonso y el convento de Nuestra Señora del Tránsito para llegar a la Vega bordeando los jardines de San Martín.
  
Primer recinto amurallado.
  Entre las puertas de San Martín y del Mercadillo. 
 
En este punto conviene señalar la diferencia que el profesor Mínguez establece para los términos "colonización" y "repoblación"; se entiende por colonización "la ocupación y puesta en explotación de nuevas tierras realizadas por el colonizador directo, sea éste un individuo aislado, una familia nuclear o un grupo más extenso"; repoblación a su vez sería "una actividad que consiste fundamentalmente en la organización política y administrativa del territorio sobre la base de una previa colonización". Por tanto, "la actividad repobladora no remite necesariamente a la acción sobre un despoblado; su contenido fundamental es el de integrar a una comunidad o a un conjunto de comunidades, sean de antigua existencia o de nueva creación, en el seno de una estructura política y administrativa determinada".
Este posiblemente sería el caso de Zamora; la repoblación oficial tendría por objeto reforzar la posición estratégica de la ciudad. El Duero "constituía por sí mismo un accidente geográfico de suficiente entidad como para establecer los límites territoriales precisos sobre los que montar un sistema defensivo eficaz que posibilitase la intensificación de la colonización y el perfeccionamiento de la organización política del reino".
Tras diversas e importantes vicisitudes en el siglo X, entre las que cabe señalar lo que las crónicas denominan el Día de Zamora, en 901, que se saldó con la victoria de Alfonso III sobre Ahmed-ben-Moavia, conocido como Abul Kassin, también la Jornada del Foso, en 939, con la victoria de Ramiro II sobre las tropas de Abderramán III, o bien las destrucciones de la ciudad en razias sucesivas protagonizadas por Almanzor a finales de dicho siglo, llegamos a la restauración de Zamora en 1061 por el rey Fernando I, que dota de fuero a la ciudad y emprende la construcción de una muralla mucho más amplia que la existente hasta ese momento y que albergará las sedes del poder real, político-administrativo y religioso.



Fuentes.-
MÍNGUEZ, J. Mª., La España de los siglos VI al XIII. Guerra, expansión y transformaciones. Ed. Nerea, S. A. 1994. 3ª edición:2008
ROGRÍGUEZ MÉNDEZ, F. J., Plan director de las murallas de Zamora. Actas del IV Congreso Internacional "Restaurar la Memoria", Junta de Castilla y León. Valladolid 2006.
MATEOS, M. A., Historia Antigua y Medieval. Castilla y León. Zamora. Ed. Mediterráneo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_de_Spania.
http://es.wikipedia.org/wiki/Murallas_de_Zamora.



 

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