Alba de Tormes

Alba de Tormes
Vista de Alba de Tormes. Anton van den Wyngaerde, 1570.

martes, 19 de septiembre de 2017

IGLESIA DEL ESPÍRITU SANTO. ZAMORA

Conocido también como Sancti Spiritus, este templo fue fundado por el maestro Juan, deán de la catedral de Zamora, a comienzos del siglo XIII. Tal como señala una columna informativa en sus inmediaciones, se construyó junto a un hospital en la puebla homónima, siendo acogidos ambos bajo la protección de Alfonso IX en 1222; el monarca concedió fuero al arrabal, eximiendo de pagar pecho o tributo regio a cuantos acudieran a poblar dicho lugar, siendo entonces cuando se formaría el caserío que hoy conforma el barrio del Espíritu Santo.


En una intervención realizada en los años 60 del siglo pasado apareció bajo el ara del altar el acta de consagración del templo, hoy conservada en el Archivo Histórico Diocesano. El acontecimiento, presidido por Martín I, obispo de Zamora, Arnaldo, obispo de Coria, y un obispo portugués, tuvo lugar el 12 de junio de 1211.


Levantada en sillería de arenisca local, fue declarada B.I.C. (bien de interés cultural) por decreto de 11 de mayo de 1983. La iglesia, de pequeñas dimensiones aunque con notable desarrollo en alzado, tiene una sola nave de planta rectangular separada de la capilla mayor, también rectangular, por un arco doblado de medio punto.
Según los especialistas que la han estudiado, tuvo desde un principio carácter abacial con un pequeño cabildo de canónigos regulares presididos por el abad, vinculados ambos al obispo y a la catedral zamorana. 

Espíritu Santo






















Santiago del Burgo. Fachada norte.










Santiago del Burgo. Fachada sur.

San Juan de Puerta Nueva
Es notoria la semejanza de algunos de sus elementos ornamentales con los de otras iglesias de la ciudad; así, el rosetón que ilumina la capilla mayor es idéntico a los que decoran las respectivas fachadas norte y sur de Santiago del Burgo y la septentrional de San Juan de Puerta Nueva.

Espíritu Santo
Santiago del Burgo

San Esteban
Otro tanto ocurre con las acróteras que rematan los vértices del frontón triangular en las cabeceras de Sancti Spiritus, Santiago del Burgo y San Esteban.

Espíritu Santo


Ermita de Los Remedios



































Santiago del Burgo














San Esteban





















Si nos fijamos en los canecillos que soportan las cornisas se puede comprobar que, tanto en Santiago del Burgo como en la ermita de los Remedios y en San Esteban, además de en el Espíritu Santo, alternan los moldurados, respectivamente, con bocel entre dos cavetos y media caña entre dos boceles, al tiempo que dichas cornisas y las impostas son de tipo zamorano, es decir, con moldura de listel, escocia y bocel.
Estas semejanzas decorativas, así como que las respectivas cabeceras sean en todos los casos de testero recto, han llevado a pensar a los expertos que los citados templos son coetáneos e, incluso, que pudieran ser obra de un mismo taller.










































En su momento, un pórtico daba la vuelta a casi todo el templo; en las fachadas norte y sur así como en la cabecera se conservan varios canzorros y se aprecian las huellas de los restantes hoy desaparecidos.





































El vano de acceso se sitúa en la fachada meridional; la sencilla portada consta de un arco doblado de medio punto, que apea en una imposta de tipo zamorano sobre jambas, protegido por chambrana de nacela.
Encima de la portada y centrada hay una hornacina que albergaría una imagen hoy desaparecida; a ambos lados, sendas saeteras.






















En varios sillares, sobre todo en las inmediaciones de la portada sur, se pueden apreciar distintas marcas de cantería, en general cruces más o menos elaboradas.





















A los pies de la iglesia, sobre el hastial occidental, se levanta una espadaña rematada en una cruz pétrea y con dos vanos campaneros, cuyos arcos son de medio punto.

















































Una vez en el interior del templo, desde la nave se accede a la capilla mayor, de menor anchura y altura que aquélla, por un arco triunfal doblado de medio punto.
Una moldura de tipo zamorano idéntica a la exterior recorre todo el presbiterio; de ella arranca la bóveda de cañón apuntado.
















































La cabecera, como ya se indicó, es de testero recto, donde se abre un óculo de seis hexágonos en torno a un círculo; es el encargado de iluminar la capilla mayor, junto a una ventana en el muro sur y una saetera con pronunciado derrame en el muro norte.
En este mismo muro se abre un vano con arco de medio punto formado por grandes dovelas que da acceso a la sacristía actual, adosada al presbiterio en el siglo XVI.














































En el presbiterio podemos también destacar un ara de altar pétrea, una pintura mural realizada al temple, hallada junto a otras que luego señalaremos en una restauración realizada en 1963, y una imagen de la Virgen con el Niño en brazos, el sagrario y los candeleros, labrados por Higinio Vázquez García, escultor zamorano, autor de varios pasos procesionales en esta y otras ciudades españolas.
Según se señala en distintos trabajos referidos a esta iglesia, parece que estuvo enteramente cubierta de pinturas murales; en la de la cabecera, de 63x60 cm, se aprecia, sobre fondo siena, una Cruz con los extremos flordelisados, en torno a la cual se han dispuesto las figuras del Tetramorfos.



























Las otras dos pinturas conservadas se sitúan, respectivamente, en el hastial a los pies de la iglesia y en la parte más occidental del muro norte; aquélla, en peor estado y de difícil apreciación, contiene una cruz latina rodeada de cuatro figuras, en las que unos ven ángeles y otros personajes nimbados; ésta, una cruz latina enmarcada en un rombo, a su vez inscrito en un cuadrado, decorado con flores de lis en los ángulos.
A juicio de los expertos parece que se pueden datar en el primer tercio del siglo XIII, por tanto en fecha muy próxima a la construcción de la iglesia, lo que podría suponer que fuesen cruces de consagración.




















Igualmente, en la parte del muro norte más cercana a los pies del templo, se halla la estatua yacente de un clérigo que porta un libro en sus manos y está ataviado con bonete, manípulo y dalmática; gracias al epitafio fechado en 1350, ha  sido identificado por los investigadores como el abad Franco de Ribera.












































En ese mismo muro septentrional de la nave se conserva un arcosolio románico de medio punto decorado con bocel y mediacaña; también se abre un vano de acceso a la iglesia desde ese lado norte, mucho más modesto que el meridional y habitualmente cerrado.
Entre el arcosolio y la puerta recibe culto un Crucificado gótico datado en la segunda mitad del siglo XIV y denominado Cristo del Espíritu Santo; apareció emparedado en un nicho del presbiterio durante las obras realizadas en 1963, siendo restauradas entonces y posteriormente las mutilaciones que sufría. Es la imagen titular de una hermandad penitencial del mismo nombre que realiza su estación de penitencia el Viernes de Dolores.






































En el muro meridional sobresale, cerca de la cabecera, un lienzo barroco que representa la venida del Espíritu Santo en Pentecostés sobre las figuras de la Virgen y los Apóstoles; antiguamente ocupaba el centro de un desaparecido retablo mayor.
Descentrada hacia poniente se sitúa la entrada principal, que al interior presenta un arco muy apuntado. Siguiendo hacia los pies de la nave, una pila de agua bendita y una sencilla pila bautismal.












































Para concluir, señalar que tanto el rosetón como las dos ventanas sobre el arco triunfal y la ventana del hastial occidental se adornan con vidrieras trabajadas por el zamorano Luis Francisco Prieto Blanco.
Respecto a la cubierta de la nave, que en su día Gómez Moreno alcanzó a ver se trataba de una interesante pieza morisca del siglo XV, se puede decir que su estructura actual sigue siendo como entonces de par y nudillo, aunque ya sin canes recortados y sin pinturas de ataurique y con las armas de Castilla y León, dentro de arcos mixtilíneos y lobulados medallones.
Por último, en el hastial de poniente encontramos la imagen de San Isidro Labrador, datada en el siglo XVIII, titular de una cofradía que la saca en procesión por las calles del barrio en su festividad cada 15 de mayo.



FUENTES.-

- RIVERA DE LAS HERAS, J.A. "Por la catedral, iglesias y ermitas de la ciudad de Zamora". 
  Edilesa, 1ª edición. 2001
- GARCÍA GUINEA, M.A. y PÉREZ GONZÁLEZ, J.M. "Enciclopedia del Románico en Castilla y León.     Zamora". Fundación Santa María La Real. Centro de Estudios del Románico. 
 Aguilar de Campoo, 2002.
- Revisión del PGOU de Zamora. Junio de 2011.