De todas las iglesias románicas ubicadas en lo que se denominó la Puebla del Valle y hoy los Barrios Bajos, que se protegió en el siglo XIV con el tercer recinto amurallado, sólo Santa María de la Horta mantiene actualmente el culto. Otras, como San Simón o San Julián del Mercado, han desparecido, o bien se enajenaron a particulares y utilizaron para fines comerciales, como San Leonardo, o bien se han desacralizado y transformado en el Museo Diocesano, Santo Tomé, o en almacén del Museo Provincial, Santa Lucía.
En la vista de la ciudad del paisajista flamenco Anton van den Wyngaerde, fechada en 1571, se observa perfectamente dicho tercer recinto, con la Puerta del Pescado al occidente y la unión con el segundo recinto en la denominada Ronda del Degolladero al este.
Las ilustraciones superiores muestran tres detalles del mencionado tercer recinto amurallado para apreciar con mayor claridad y precisión el perímetro y el caserío que albergaba.
En la de arriba, la parte más occidental del recinto, aparece señalada la iglesia de San Simón con la letra "L"; destacar el Puente de Piedra en la central, con sus dos torres hoy desaparecidas, así como las iglesias de Santa Lucía, San Leonardo y La Horta; y en la inferior, el límite oriental, se observan La Horta (T), la Puerta del Tajamar, Santo Tomé (Y) y la Puerta de Toro.
Levantada en el último tercio del siglo XII, en origen tenía una única nave y ábside ultrasemicircular precedido de tramo recto presbiteral. Ya en el siglo XIII se erigió la torre a los pies del templo y se adosó otra nave a su fachada sur. A finales del siglo XV se construyó una capilla funeraria, también en el costado meridional.
Esta iglesia perteneció a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, cuyo convento fue casa matriz de la Orden en su Lengua o Nación de Castilla y residencia del Prior.
A partir de 1535 se reforma la fachada del convento en estilo renacentista y pasa a ser residencia de las Comendadoras de San Juan, la rama femenina de la Orden creada en 1188, las denominadas Juanas; serán desalojadas y exclaustradas tres siglos después, en 1837, durante los procesos desamortizadores de Mendizábal; las instalaciones fueron enajenadas a particulares y en ellas, ya en 1896, se establece la primera fábrica de electricidad de la ciudad, a partir de 1947 una alcoholera y en 2000 un establecimiento hotelero.
La torre, de sección cuadrada con contrafuertes, tiene cuatro cuerpos separados por impostas. El inferior sirve como pórtico de entrada al templo; la portada presenta un arco doblado de medio punto que apoya en una imposta formada por listel, escocia y bocel, muy común en toda la ciudad, por lo que se ha denominado de tipo zamorano.
En dependencias del segundo y tercer cuerpos, cubiertas ambas con bóveda de cañón, la torre albergó el Archivo General de la Orden hasta 1877, año en que fue trasladado al Archivo General Central de Alcalá, reclamados sus fondos por el Ministerio de Justicia; en 1897 éstos pasan definitivamente al Archivo Histórico Nacional, ubicado en Madrid, a la sección correspondiente de Órdenes Militares.
El cuarto y último cuerpo está actualmente cortado a la altura de las cornisas de los ocho vanos; sobre soportes de madera se elevó un chapitel de pizarra en los años ochenta del siglo pasado, que va rematado por una veleta en la que se distinguen tanto la cruz de Malta, emblema de la Orden, como un gallo, símbolo éste del triunfo de la luz sobre las tinieblas, en general, y de Cristo sobre la muerte en la simbología cristiana.
En el interior del cuerpo inferior de la torre, el atrio de entrada se cubre con bóveda de cañón. La portada de acceso al templo está formada por tres arquivoltas que van decoradas, respectivamente, por botones florales, la interior, líneas en zigzag, la intermedia, y puntas de diamante, la exterior; las tres se apoyan en una imposta sostenida por jambas con botones en las aristas y dos pares de columnas acodilladas.
Tres de los capiteles se adornan con decoración vegetal de hojas lisas con caulículos y pencas; el restante con un híbrido de cuerpo serpentiforme, cabeza humana y patas de cabra.
En las dos fotografías superiores se observa más en detalle la decoración tanto de las aristas de las jambas como de cada una de las arquivoltas.
Levantada en el último tercio del siglo XII, en origen tenía una única nave y ábside ultrasemicircular precedido de tramo recto presbiteral. Ya en el siglo XIII se erigió la torre a los pies del templo y se adosó otra nave a su fachada sur. A finales del siglo XV se construyó una capilla funeraria, también en el costado meridional.
Esta iglesia perteneció a los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, cuyo convento fue casa matriz de la Orden en su Lengua o Nación de Castilla y residencia del Prior.
A partir de 1535 se reforma la fachada del convento en estilo renacentista y pasa a ser residencia de las Comendadoras de San Juan, la rama femenina de la Orden creada en 1188, las denominadas Juanas; serán desalojadas y exclaustradas tres siglos después, en 1837, durante los procesos desamortizadores de Mendizábal; las instalaciones fueron enajenadas a particulares y en ellas, ya en 1896, se establece la primera fábrica de electricidad de la ciudad, a partir de 1947 una alcoholera y en 2000 un establecimiento hotelero.
La torre, de sección cuadrada con contrafuertes, tiene cuatro cuerpos separados por impostas. El inferior sirve como pórtico de entrada al templo; la portada presenta un arco doblado de medio punto que apoya en una imposta formada por listel, escocia y bocel, muy común en toda la ciudad, por lo que se ha denominado de tipo zamorano.
En dependencias del segundo y tercer cuerpos, cubiertas ambas con bóveda de cañón, la torre albergó el Archivo General de la Orden hasta 1877, año en que fue trasladado al Archivo General Central de Alcalá, reclamados sus fondos por el Ministerio de Justicia; en 1897 éstos pasan definitivamente al Archivo Histórico Nacional, ubicado en Madrid, a la sección correspondiente de Órdenes Militares.
Las mencionadas dependencias se iluminan mediante una ventana con arco de medio punto en el muro occidental la del segundo cuerpo y dos de arco doblado y apuntado sobre columnas en los muros oriental y occidental la del tercer cuerpo.
El cuarto y último cuerpo está actualmente cortado a la altura de las cornisas de los ocho vanos; sobre soportes de madera se elevó un chapitel de pizarra en los años ochenta del siglo pasado, que va rematado por una veleta en la que se distinguen tanto la cruz de Malta, emblema de la Orden, como un gallo, símbolo éste del triunfo de la luz sobre las tinieblas, en general, y de Cristo sobre la muerte en la simbología cristiana.
En el interior del cuerpo inferior de la torre, el atrio de entrada se cubre con bóveda de cañón. La portada de acceso al templo está formada por tres arquivoltas que van decoradas, respectivamente, por botones florales, la interior, líneas en zigzag, la intermedia, y puntas de diamante, la exterior; las tres se apoyan en una imposta sostenida por jambas con botones en las aristas y dos pares de columnas acodilladas.
Tres de los capiteles se adornan con decoración vegetal de hojas lisas con caulículos y pencas; el restante con un híbrido de cuerpo serpentiforme, cabeza humana y patas de cabra.
En las dos fotografías superiores se observa más en detalle la decoración tanto de las aristas de las jambas como de cada una de las arquivoltas.
La fachada meridional está constituida, de oeste a este, por una capilla funeraria y la nave adosada en el siglo XIII, con portada de arquivoltas boceladas y cabecera plana, ésta utilizada actualmente como sacristía.
En la parte correspondiente a la capilla se abren tres arcosolios apuntados, sobre dos de los cuales se aprecian cabezas antropomorfas bastante erosionadas.
Por encima de esta nave meridional adosada emerge la nave primitiva del templo, en la que se puede observar la cornisa sustentada por arquillos trilobulados y canecillos piramidales a los que más adelante haremos referencia, ya que son los utilizados en toda la obra.
La portada meridional de la nave colateral está formada por un arco de medio punto adornado, igual que las tres arquivoltas, con bocel entre mediascañas, rodeado el conjunto por chambrana de nacela.
Arco y arquivoltas apean en jambas escalonadas con columnas acodilladas, cuyo cimacio está moldurado con listel, mediacaña y bocel.
Se decoran los capiteles de ambos extremos en el lado izquierdo de la puerta con parejas de híbridos con cabeza de dragón, cuerpo de ave y patas de cabra que muerden una cabeza humana, mientras que el central presenta decoración vegetal con dos niveles de acanto.
En el lado derecho, por contra, la decoración es vegetal en el del interior y medio, con acantos y tallos entrelazados, respectivamente, e historiado el del exterior, con una arpía cuyo cuello está enredado en un tallo vegetal.
La nave colateral está hoy día compartimentada al transformarse sus distintos tramos en capillas; la correspondiente al primer tramo, adosada al sur del presbiterio, cumple hoy funciones de sacristía.
Tiene testero plano en el que se abre una ventana con arco de medio punto liso, que apea en una imposta con moldura de listel, nacela y bocel sobre capiteles con decoración vegetal. El muro sur tiene una cornisa sustentada por canecillos piramidales con hojas, similares a los ya vistos en la nave central, de clara influencia catedralicia, con la excepción de uno que muestra una cabeza humana; dicha cornisa presenta la misma decoración ya señalada para las impostas, la denominada de perfil zamorano, dado que se repite en todos y cada uno de los templos construidos en la ciudad a finales del siglo XII y en las primeras décadas del XIII.
También aquí se abre una ventana de arco de medio punto liso que apoya en imposta con idéntica decoración a las otras ya mencionadas; los capiteles vegetales de adornan con acantos y cogollos.
Cuatro semicolumnas adosadas dividen el ábside en cinco calles, de las cuales la más al sur aparece casi oculta por la cabecera de la nave lateral; en las tres centrales se abren ventanas aboceladas y muy abocinadas.
Sendas impostas, que anillan a las semicolumnas, delimitan tres cuerpos, de los que el superior aparece retranqueado respecto a los otros dos. La imposta inferior, que se prolonga por el tramo recto del presbiterio, está moldurada con bocel entre cavetos y la superior, con listel, bocel y caveto.
Los capiteles de las semicolumnas, que interrumpen la cornisa y en las que se pueden observar distintas marcas de cantero, son vegetales, adornados con palmetas, acantos y hojas lisas.
Junto a los vanos ya mencionados de las tres calles centrales, en estas fotografías también se observa la cornisa sostenida por arcos trilobulados y canecillos idénticos a los del resto del templo, así como los capiteles de las semicolumnas integrados en la cornisa y sosteniendo el alero.
En el tramo recto presbiteral de la fachada norte se abre una saetera con arco de medio punto adornado con un grueso bocel; las columnas acodilladas presentan capiteles con decoración vegetal de gruesas hojas.
Bajo la imposta, un lucillo con arco de medio punto junto al primer tramo de la nave.
Por encima del ábside, en el hastial oriental del presbiterio y para dar iluminación al interior del mismo, se colocó un rosetón polilobulado.
A continuación del presbiterio, el muro septentrional de la nave se muestra dividido por contrafuertes en los consabidos tres tramos ya señalados anteriormente.
También presenta la cornisa de arquillos trilobulados sobre canecillos de pirámide invertida, al igual que el resto de la nave.
En el primer tramo se observa una portada, actualmente cegada, formada por un arco de medio punto ligeramente apuntado; se desconoce la fecha en que fue abierta y su finalidad concreta.
En el segundo tramo se abría la primitiva portada septentrional, hoy también cegada, que comunicaba el interior del templo con el claustro de la encomienda sanjuanista. Encima, hacia poniente, una saetera sencilla con arco de medio punto.
Una vez en el interior del templo, la capilla mayor se compone de ábside semicircular, cubierto con bóveda de horno, al que se accede desde el presbiterio por un arco doblado ligeramente apuntado, que apea en semicolumnas que no alcanzan el suelo.
El tramo recto del presbiterio se cubre con bóveda de cañón peraltada a partir de una imposta con moldura formada por bocel y nacela, prolongación de la que recorre el ábside. Para iluminar esta parte de la cabecera, como se ha señalado antes, se abrió un rosetón polilobulado en el hastial.
El arco triunfal es de medio punto doblado y peraltado; apea también en semicolumnas que no alcanzan el suelo y que se apoyan, como las otras, en sendas ménsulas denominadas cul-de-lampe, introducidas por la arquitectura cisterciense, que aligeran el conjunto alejándolo de la robustez del románico y anuncian ya el gótico.
En el hemiciclo se abren tres ventanales de características similares a las señaladas en el exterior, es decir, molduradas con listel, nacela y bocel, así como muy abocinadas, que apoyan en una imposta que se prolonga en el presbiterio.
En éste, sendas ventanas compuestas por saetera, arco de medio punto con bocel, chambrana con nacela y cimacios del tipo denominado zamorano, ya más que suficientemente descritos en otras partes del templo. Las columnas acodilladas tienen capiteles vegetales de hojas lisas y picudas en el muro sur, tal como se observa en la fotografía superior, y decorados con acantos y una representación de Daniel en el foso de los leones en el muro norte.
Las dos fotografías superiores corresponden a los capiteles del lado del evangelio, la de la izquierda al arco de separación de ábside y presbiterio, la de la derecha al arco triunfal. Aquél muestra una pareja de arpías afrontadas y un dragón atacando a una arpía; éste, decoración vegetal de acantos.
En las fotografías inferiores se observan los capiteles correspondientes al lado de la epístola, ambos con decoración vegetal de grandes hojas de acanto con piñas y bayas.
La nave se articula en tres tramos iguales delimitados por pilastras prismáticas con semicolumnas adosadas. Para su iluminación se abrieron ventanas de arcos doblados de medio punto en cada tramo, así como otra mayor en el hastial oeste con dos arcos de medio punto moldurados con bocel, que apean en parejas de columnas.
Los tres tramos de la nave están cubiertos por bóveda de crucería, cuyos nervios están conformados por haces de tres boceles.
Los arcos fajones son de medio punto ligeramente apuntados.
La portada meridional primitiva quedó protegida por la nave lateral adosada en las primeras décadas del siglo XIII.
Está formada por un arco liso apuntado, dos arquivoltas y chambrana de nacela protegiendo el conjunto. La arquivolta interior está decorada con una línea quebrada formando ángulos, los denominados chevron por su similitud con el símbolo heráldico en forma de compás, y la exterior con lóbulos cerrados que forman óculos pequeños, deudora probablemente de la Puerta del Obispo de la catedral.
Arco y arquivoltas apean sobre imposta "zamorana" y jambas con dos pares de columnas acodilladas, cuyos capiteles están decorados con elementos vegetales formados por grandes hojas con cogollos los interiores y parejas de grifos picoteando a híbridos con cabeza humana y cuerpo serpentiforme los exteriores.
La compartimentación, como se señalaba anteriormente, de la nave lateral ha propiciado que este espacio sea utilizado actualmente como capilla bautismal de la parroquia.
En el costado meridional del tramo de los pies de la nave se añadió a finales del siglo XV una capilla funeraria bajo el patronazgo de Juan de Vega, criado y macero mayor de los Reyes Católicos, como reza su epitafio.
Está cubierta por bóveda de crucería estrellada; al igual que en la Capilla Mayor, aquí también se utilizaron ménsulas cul-de-lampe, en las que aún se conservan restos de policromía.
En sendos lucillos se veneran las imágenes barrocas de San Mauro y Santa Lucía, procedentes aquella de la iglesia de San Leonardo y ésta de la iglesia de Santa Lucía.
También recibe culto en esta capilla un Crucificado que, como se aprecia en la fotografía, aparece descentrado; según información de la persona encargada de custodiar el templo, se debe a que antiguamente aquí se ubicaba el Cristo de la Agonía, de mayores dimensiones, y se aprovecharon los soportes al trasladar aquél a la Capilla Mayor.
En los muros meridionales de la nave podemos apreciar dos epitafios; el de la imagen superior se encuentra en el primer tramo y está fechado en 1401; el de la fotografía inferior se ubica en el tramo recto del presbiterio y data de 1273.
Presidiendo la Capilla Mayor está el Cristo de la Agonía, titular de la Hermandad de las Siete Palabras, obra de la segunda mitad del siglo XVII.
El sagrario tallado en madera presenta en los laterales las imágenes de San Pablo y San Pedro, respectivamente.
Sin duda, uno de los elementos que no hay que olvidar es la primitiva mesa de altar de piedra, labrada en tres de sus caras.
Presenta arcos ciegos ligeramente apuntados con decoración en zig zag, los denominados chevron por su forma de compás similares a dichos símbolos heráldicos, como ya se indicó al hablar de una de las arquivoltas de la originaria portada meridional.
Los arcos descansan en pares de pequeñas columnas cuyos capiteles son en su mayoría vegetales, excepto uno de los del frontal que representa aves afrontadas.
En las imágenes superiores se aprecian los tres centrales del frontal del altar, de izquierda a derecha para un observador desde la nave.
En estas imágenes vemos los dos laterales de dicho frontal del altar.
Otro de los elementos a destacar es un retablo del siglo XVI situado en el tramo central del muro norte, frente a la portada sur, cobijado en un gran arco de medio punto.
En el centro del cuerpo inferior del retablo aparece una imagen de San Sebastián, con claras influencias de Alonso de Berruguete a decir de los expertos.
A ambos lados de dicha escultura dos tablas representando, respectivamente, la Misa de San Gregorio y el Martirio de Santa Catalina de Alejandría. La primera se encuentra actualmente formando parte de la exposición de Las Edades del Hombre en la ciudad de Toro.
El segundo cuerpo del retablo contiene un Calvario datado hacia 1550; el Crucificado, de 97x81,3 cm., fue tallado por el escultor y entallador zamorano Alonso de Tejerina, mientras que las representaciones de la Virgen y San Juan Evangelista, realizadas al óleo sobre tabla, se deben al pintor afincado en Toro Lorenzo de Ávila, al igual que el resto de las obras pictóricas del retablo.
En el guardapolvo o polsera de la izquierda están representados, de arriba a abajo, los evangelistas San Juan y San Lucas y el apóstol de los gentiles San Pablo. En la derecha, con la misma disposición, los evangelistas San Mateo y San Marcos y el apóstol San Pedro.
En los respectivos laterales, cuatro tablas con los profetas Jeremías e Isaías, a la izquierda del observador del retablo, Oseas y Daniel a la derecha. Al igual que en las otras tablas representando a los evangelistas y apóstoles, enormes filacterias envuelven a las distintas imágenes.
Para finalizar con el recorrido por el interior de la iglesia es preciso mencionar que se ha aprovechado como hornacina la portada, actualmente cegada, de arco apuntado que se abrió en el muro norte; cobija una imagen de la Virgen de la Salud, datada en los primeros años del siglo XVII.
Bajo la advocación de Nuestra Señora de Belén recibió culto hasta el siglo XIX en la cercana iglesia de Santa Lucía, hoy desacralizada y utilizada como almacén del Museo Provincial, de donde procede.
FUENTES.-
- RIVERA DE LAS HERAS, J.A. "Por la catedral, iglesias y ermitas de la ciudad de Zamora".
Edilesa, 1ª edición. 2001
- GARCÍA GUINEA, M.A. y PÉREZ GONZÁLEZ, J.M. "Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Zamora". Fundación Santa María La Real. Centro de Estudios del Románico.
Aguilar de Campoo, 2002.
- FERRERO FERRERO, F. "La configuración urbana de Zamora durante la época románica".
Studia Zamorensia. ISSN 0214. Nº 8. 2008
- CABAÑAS VÁZQUEZ, C. "Las huellas del tiempo en el plano de Zamora". Ayuntamiento de Zamora 2002.
No hay comentarios:
Publicar un comentario