Alba de Tormes

Alba de Tormes
Vista de Alba de Tormes. Anton van den Wyngaerde, 1570.

domingo, 2 de noviembre de 2014

IGLESIA DE LA MAGDALENA. ZAMORA.

Una de las cuestiones que más influyó en su momento para tomar la decisión de comenzar este blog fue la de dedicar una entrada a la iglesia, románica ¡cómo no!, de La Magdalena en Zamora. La idea se fue retrasando, no obstante, porque no disponía del material fotográfico que consideraba imprescindible para acometer la tarea, pero, afortunadamente, esta mañana obtuve la autorización precisa para fotografiar el interior y, de esta manera, poder hacer realidad aquella ilusión inicial.

Fachada sur de la iglesia de La Magdalena. Zamora
Sería difícil establecer un orden de prioridades a la hora de catalogar a los templos románicos de Zamora capital en cuanto a importancia constructiva o belleza decorativa, no en vano superaban los setenta (1) en época medieval, de los que todavía más de una veintena se conservan en la actualidad; obviando la catedral, que empleando el argot ciclista sería un puerto de "fuera de categoría" o "categoría especial", cada uno de los demás destacaría por una o varias características: San Claudio, Santa María la Nueva, San Cipriano, San Juan de Puerta Nueva, la Horta, Santo Tomé, etc.. Si tenemos en cuenta además que en estos últimos años han sido restaurados la inmensa mayoría, muy acertadamente desde mi punto de vista,  por el proyecto cultural "Zamora Románica", la elección se presenta complicada. Particularmente, no obstante, siempre he sentido debilidad por la iglesia de La Magdalena.

Cruz de Malta o de San Juan en lo más alto de la espadaña.

Construida en la segunda mitad del siglo XII y finalizada a comienzos del XIII, hay quien opina que en su origen perteneció a los templarios, de lo que no se tiene constancia documental; la mayoría de expertos señalan, por contra, que desde un principio perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén o que al menos fueron los hospitalarios quienes finalizaron la construcción.

Ábside semicircular.

Situada en lo que se conocía entonces como "carral maior" (2), que unía las puertas Óptima o de Olivares con la Nueva del primer recinto amurallado, es de una sola nave, con ábside semicircular y torre a los pies.
El ábside tiene menor altura que la nave y presenta cuatro columnas sobre zócalo; en las tres calles centrales, unos ventanales, ciegos los dos laterales, con arcos de medio punto sobre columnas de capiteles vegetales, apoyan sobre una imposta que anilla las columnas, mientras que una segunda imposta prolonga los cimacios de los arcos.

Alero del ábside decorado con canecillos.
Canecillos que sustentan la cornisa de la fachada meridional.
La cornisa del ábside está sustentada por canecillos con decoración muy variada, mientras que los situados en la fachada meridional son más uniformes, de tipo troncopiramidal con decoración vegetal.

Canecillos del ábside.

Portada occidental.


En el hastial de poniente se abre una sencilla portada con dos arquivoltas adornadas con boceles, la del exterior sobre columnas con capiteles vegetales. Está descentrada debido a la torre desmochada sobre la que se alza la espadaña.

Rosetón de la fachada occidental.

Sobre la puerta, un rosetón de ocho arcos que guarda cierto parecido con el famosísimo y emblemático de la iglesia de San Juan de Puerta Nueva.

Portada meridional.

La entrada principal al templo es la meridional, seguramente la más hermosa del románico zamorano. Tiene un arco polilobulado adornado con variada decoración vegetal, chambrana adornada con cabecitas humanas sonrientes y cuatro arquivoltas apoyadas sobre columnas. 

Chambrana de la portada meridional. Detalle.

Mascarón de rasgos felinos en la clave de la arquivolta exterior.


Obispo o Abad en una de las dovelas de la primera arquivolta.

Rostro sonriente en la clave de la primera arquivolta.




Fundamentalmente, la decoración de las cuatro arquivoltas es vegetal; así, en la primera y en la segunda predominan grandes hojas de bordes lobulados, en la tercera hay hojas grandes y anchas y en la exterior tallos entrelazados. Sin embargo, también destaca la decoración no vegetal de algunas dovelas, tales como un rostro sonriente en la clave de la arquivolta junto al arco polilobulado y un abad u obispo con casulla, mitra y báculo muy cerca en esta misma arquivolta; en la clave de la arquivolta exterior, un mascarón de rasgos felinos vomitando tallos.

Capiteles de las columnas y jambas de la portada meridional.


Los capiteles en los que descansan las arquivoltas y el arco polilobulado están decorados con dragones afrontados, arpías con capirote, sirenas y otros animales fantásticos, así como con motivos vegetales.
Rosetón en la fachada meridional.

Por encima de la puerta discurre una imposta con tallo sarmentoso y, más arriba, unos canzorros o ménsulas ponen de manifiesto la existencia de un soportal donde se impartía justicia y se reunía el concejo en ocasiones, tal como se informa en el Fuero (3).
Coronando la portada, un rosetón de sección abocinada, adornado en su rosca externa con puntas de diamante. Presenta forma cruciforme, con cuatro círculos adornados con bolas rodeando a otro central de menor tamaño.
Lucillos de arco apuntado en la fachada meridional.

Conviene también señalar que en el último tramo del muro meridional e, incluso, en un contrafuerte se abren lucillos de arco apuntado.


Iglesia de La Magdalena.

Lo primero que llama la atención al penetrar en el interior es la desproporción entre la altura y la anchura del templo, mas rápidamente desaparece esta sensación, porque todo el interés se concentra en apreciar y evaluar cada uno de los elementos que se muestran ante la vista. 
El presbiterio tiene mayor altura que el ábside, lo que propició la apertura de un óculo para iluminar el interior del templo. El arco triunfal, apuntado, descansa sobre columnas de capiteles vegetales.



Bóveda de cuarto de esfera, arco de la Capilla Mayor y óculo.

La bóveda de horno está reforzada con cuatro nervios que confluyen en clave decorada con un florón de hojas carnosas y puntas vueltas. El arco de la Capilla Mayor, peraltado, reposa sobre pilastras fasciculadas. 


Segundo cuerpo del ábside. Calvario.

El ábside se divide en dos cuerpos; en el superior, las tres ventanas que se apreciaban al exterior, sólo la central horadada. En cuanto al Calvario, aunque es de estética medieval, fue tallado por el zamorano Manuel Rivas Villarino en los años 70 del pasado siglo XX.



Cuerpo inferior del ábside.

En el cuerpo inferior del ábside destacan tres series de dos hornacinas cóncavas o nichos a modo de absidiolos. Por lo que atañe a la mesa de altar, no he encontrado referencia alguna a la misma, lo que me lleva a pensar que sea copia de la que existe en la iglesia de Santa María de la Horta.  


Mesa del altar mayor. Iglesia de La Magdalena.

Adosado al costado de la iglesia de La Horta se encontraba el convento que fue casa matriz de los Hospitalarios; la iglesia de La Magdalena también pertenecía a esta Orden. Al referirse a aquella, algunos textos (4) señalan que "conserva la primitiva mesa de altar, de piedra, ricamente labrada en tres de sus lados con arcos ciegos levemente apuntados y decorados en zig-zag, que descansan sobre pares de columnillas con capiteles vegetales y uno con dos pares de aves". Realmente parece que se está describiendo ésta de La Magdalena.



Presbiterio. Iglesia de La Magdalena.




Otros elementos destacados a señalar en el presbiterio son una imagen de la Magdalena penitente, que sigue el modelo de Pedro de Mena, el Sagrario sobre una columna entre las dos hornacinas centrales y dos estancias que se abren en ambos muros del tramo recto presbiteral, cuyo acceso se hace por medio de unos vanos adintelados con mochetas de perfil de nacela.


En el mosaico fotográfico superior, una de las dos columnas que soportan el arco triunfal, una ventana ciega del segundo cuerpo del ábside, la parte superior de una de las pilastras del arco de la Capilla Mayor y uno de los laterales de la mesa de altar, también con decoración de arcos ciegos decorados en zig-zag. 

Armadura de par y nudillo.


Es muy probable que la nave se cubriera originariamente con bóveda de cañón reforzada con arcos fajones, que, debido a su gran altura y al enorme peso, se hundiría en algún determinado momento, afectando también a los muros. Es por esto que sólo las ventanas del muro norte son románicas, de arcos doblados de medio punto y capiteles con ornamentación vegetal; por contra, las del muro sur fueron sustituidas por otras con parteluz y características más propias del gótico. El hipotético hundimiento parece confirmarse por la existencia de pares de columnas en ambos muros sin capiteles y sin función sustentante alguna. 
Rosetones y ventanas.
En la parte superior del mosaico fotográfico, a la izquierda, el rosetón del hastial de poniente y, a la derecha, el de la fachada meridional, vistos desde el interior.
Igualmente desde la nave, en la parte inferior izquierda, una ventana románica del muro norte; a la derecha, ventana con parteluz del muro sur. 

Baldaquino del muro norte. Vista frontal.
Como uno de los rasgos más característicos de este templo encontramos sendos baldaquinos en el primer tramo de la nave, junto a la cabecera. Están cubiertos con bóvedas de cañón ceñidas por arcos de medio punto.

Baldaquino del muro norte. Vista lateral.
Adintelados en el lateral, el arco de medio punto interior apoya directamente en el muro, mientras que el exterior lo hace sobre una gruesa columna.

Columna del baldaquino junto al muro norte.

La columna de este baldaquino presenta fuste acanalado en zig-zag y capitel con decoración vegetal.

Virgen de la Salud.
Al igual que el Calvario del ábside, esta imagen de la Virgen con  el Niño en su rodilla izquierda fue realizada por Manuel Rivas en los años 70 del siglo pasado.

Baldaquino en el muro sur. Vista frontal.

De características idénticas al del muro norte, únicamente cambia la decoración del fuste de la columna. Se desconoce la utilidad que pudieran tener, aunque es posible que sirvieran de cobijo a altares laterales. Ambos recuerdan en cierta medida a los existentes en San Juan de Duero de Soria y en la ermita de Nuestra Señora del Valle, en la localidad burgalesa de Monasterio de Rodilla.

Columna del baldaquino en muro sur. Detalles.

En el mosaico fotográfico, distintos detalles de la columna en que se apoya el arco de medio punto del frontal y ménsula de apoyo del arco interno.

Sepulcro románico.
Cerca del baldaquino del lado norte, adosado al muro, encontramos un sepulcro románico que los expertos catalogan de excepcional y una de las mejores muestras de la escultura funeraria de esta época. Los que no somos historiadores del arte no estamos capacitados para ponderar sus cualidades artísticas u ornamentales, pero, aunque profanos en la materia, sí que podemos manifestar nuestras sensaciones y emociones al contemplarlo. Particularmente, siempre me ha parecido de una belleza extraordinaria, capaz de conmover los sentimientos de cualquier persona medianamente sensible.
Fue labrado a finales del siglo XII o principios del XIII; parecen evidentes, a juicio de los entendidos, las influencias orientales, así como la relación con el coro pétreo que tuvo la catedral compostelana, obra del Maestro Mateo.

Frente y laterales del baldaquino que cobija al sepulcro presentan arcos trilobulados.

Protegiendo el sepulcro, un baldaquino arquitrabado soportado por cinco columnas presenta en su frente y laterales arcos trilobulados que van flanqueados y rematados por edificios torreados; dichos arcos contienen diferentes animales enfrentados por parejas, fantásticos y reales, propios del Bestiario románico, tales como dragones alados, sirenas o leones. 

Columnas de fustes variados para sostener el baldaquino arquitrabado del sepulcro.

Cinco columnas de fustes variados, helicoidales y estriados, sostienen el baldaquino arquitrabado. En la parte superior del mosaico fotográfico, las tres columnas frontales; en la inferior, las parejas de ambos laterales del sepulcro.

Capiteles de las columnas adornados con motivos del Bestiario románico.

Cada una de las cinco columnas presenta capiteles muy decorados con motivos del Bestiario románico tales como arpías, grifos, dragones o sirenas. En el mosaico fotográfico, en la parte de arriba, los correspondientes a las tres columnas del frente situadas en el mismo orden que en el sepulcro, desde el punto de vista del observador; en la inferior, a ambos lados, los de las columnas adosadas al muro flanqueando otra cara del capitel central.

Lauda sepulcral y lecho mortuorio.

En el interior, una lauda sepulcral adornada con cruz de tipo procesional y la estatua yacente de un personaje en el lecho mortuorio.

Imagen yacente en su lecho mortuorio.

Aunque no se conoce documentalmente la identidad del personaje que aparece yacente en su lecho de muerte, se ha especulado que pudiera ser Doña Urraca de Portugal, hija del primer rey portugués Alfonso I Enríquez y esposa de Fernando II de León. Fruto de este matrimonio, anulado por el papa Alejandro III a causa del parentesco de los esposos, fue el futuro rey Alfonso IX, nacido en Zamora.
Una vez repudiada, ingresó en la Orden de San Juan de Jerusalén; a su muerte fue enterrada en el monasterio de Santa María de Wamba, perteneciente a dicha Orden. Dado que la iglesia de La Magdalena también lo es, el origen zamorano de su hijo y la relación estrecha de ambos con Zamora, se ha pensado que no es descabellado intuir que el rey ordenara construir un sepulcro singular y excepcional para su madre en esta ciudad.

Relieve de la ascensión del alma.

Sobre la estatua yacente, un relieve muestra la ascensión del alma desnuda del personaje difunto al cielo por medio de un lienzo que sujetan una pareja de ángeles.

Escena completa de los relieves adosados al muro.

Se completa la escena con dos ángeles turiferarios a ambos lados: ciclo completo del tránsito del alma del difunto al cielo. Parece, por tanto, que todo el sepulcro pretendiera representar que la ciudad celeste sería el destino final de todo buen cristiano tras el peregrinaje como "homo viator" que constituye su vida en este mundo terrenal.

Casetones gallonados y ángeles turiferarios.

Cúpulas gallonadas con botón central en sus correspondientes casetones del arquitrabe; estas formas decorativas, similares a otras en la Portada del Obispo de la catedral zamorana, parecen manifestar la influencia mateana en estas tierras.
También en el mosaico fotográfico, detalle de los dos ángeles turiferarios adosados al muro. 

Detalle del plano de Anton van der Wyngaerde. Señalada con la F, iglesia de La Magdalena.

Es muy probable que haya pasado por alto aspectos o detalles que, con seguridad, un especialista habría tenido en cuenta, pero cada uno tenemos nuestras propias capacidades y, consiguientemente, nuestras propias limitaciones. Lo que sí puedo afirmar de forma tajante y rotunda es que he puesto todo mi empeño y todo mi entusiasmo en que tanto las fotografías como los textos que las acompañan fueran suficientemente dignos, a sabiendas de que nunca llegarían, ni de lejos, a estar a la altura de una de las fábricas románicas más emblemáticas de Zamora. 





NOTAS.-

(1).- Florián Ferrero señala, refiriéndose a los edificios religiosos de Zamora, que "su nómina era amplísima, asombrosa, hasta el punto que parece imposible que se concentraran tantos templos en la reducida área urbana de Zamora". A continuación, en lo que atañe a los templos cristianos desaparecidos, refleja. "En total nos vamos a encontrar con un total de 40 templos, a los que podemos añadir otros siete que nos ofrecen duda".
(2).- María Luisa Bueno dice: "Fundamentales la Puerta de Olivares y Puerta Nueva que daban entrada al interior de la ciudad y se comunicaban mutuamente a través de un camino que se denominaba carral maior".
(3).- La misma autora señala: "En el carral mayor se encontraba la iglesia de la Magdalena, iglesia que como se deduce del fuero, fue una iglesia donde se reunía el concejo en ocasiones".
(4).- El texto está copiado de la obra "Por la catedral, iglesias y ermitas de la ciudad de Zamora" cuyo autor es D. José Ángel Rivera de las Heras, en la descripción que hace de la iglesia de Santa María de la Horta.
También se hace referencia y se decribe una mesa de altar románica en esta iglesia, acompañando fotografía de la misma, en la obra "Todo el Románico de Zamora" de la Fundación Santa María la Real.

FUENTES.-
  
- Por la catedral, iglesias y ermitas de la ciudad de Zamora. RIVERA DE LAS HERAS, J.A.
  Edilesa, 1ª edición. 2001
- El Románico en Zamora. SÁINZ SÁIZ, J. Ed. Lancia, 3ª edición.
- Todo el Románico de Zamora. Fundación Santa María La Real. Aguilar de Campoo, 2010.
- FERRERO FERRERO, F. La configuración urbana de Zamora durante la época románica.
  Studia Zamorensia. ISSN 0214. Nº 8. 2008
- BUENO DOMÍNGUEZ. M.L. Contactos con la vida material en Zamora.
  Espacio, Tiempo y  Forma. Serie III. Historia Medieval. 2005





1 comentario:

  1. Magnifica tu pagina, tus fotos, y tus textos, hace un mes estuve viendo y fotografiando esta Iglesia, y todas las que pude de Zamora, que son muchas, en total en cinco días lo logre con unas 17, me quedan que me interesen otras 7 iglesias, poco más o menos, Catedral aparte, que dejo para otra ocasión, y buscando información para complementar lo que se, que es poco, y editar las muchas, muchísimas fotos que saque, pues encontré tu pagina, que me ha servido de gran ayuda... Gracias

    Un abrazo.
    Paco










    fotos que he sacdo con mis caars CANNON,

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