Cuando muere Alfonso VI en 1109 ya había concertado el matrimonio de su hija y sucesora en el trono Urraca, viuda de Raimundo de Borgoña, con Alfonso el Batallador de Aragón. Aprovechando las desavenencias de este matrimonio, la hermana de la reina, Teresa, condesa de Portugal y viuda a su vez de Enrique de Borgoña, establece en Zamora la corte del condado; sólo abandonará la ciudad cuando en 1126 Alfonso VII accede al trono. Se inicia entonces la etapa de mayor florecimiento y auge de Zamora, ya que el nuevo monarca convoca aquí con frecuencia a la nobleza y al clero de sus reinos.
El primer recinto se ha quedado pequeño debido al aumento significativo de la población y se inicia la construcción de un segundo recinto que englobará los antiguos arrabales del primero; el Carral Maior, eje principal del primitivo recinto, se prolongará en la Rúa Nova, hoy calle de Santa Clara, constituyendo el corazón del Burgo.
La construcción de la iglesia de Santiago del Burgo se inicia en la segunda mitad del siglo XII, aunque las obras no concluirán hasta el siglo XIII. Las primeras noticias documentales datan de 1176 y 1181, cuando se cita ya esta iglesia en sendas donaciones.
Presenta planta de tres naves, la central más ancha que las laterales, con cuatro tramos cada una, triple cabecera de testero plano y torre ubicada en el último tramo de la nave de la epístola. Es la única iglesia románica de Zamora, además de la catedral, que mantiene en la actualidad las tres naves primitivas.
Cada uno de los tres ábsides, más alto y saliente el central, presenta una ventana con arquivoltas y columnas. La de la capilla Mayor, de vano más desarrollado, tiene dos arquivoltas molduradas con bocel que apean sobre sendos pares de columnas, al tiempo que está protegida por una reja del siglo XIII formada por astil vertical y dobles espirales.
Las ventanas de las capillas laterales son de vano menor y un arco de medio punto sostenido por una sola columna a cada lado, con capiteles vegetales.
En la fachada septentrional, al igual que en la meridional, se conservan los canzorros o ménsulas que sustentaban el techado del pórtico que la protegía. Existe documentación que informa de reparaciones efectuadas en el pórtico norte a principios de la década de los veinte del siglo XVII, así como otras del pórtico meridional o cabildo en los años 1614-15.
Ventana entre los contrafuertes que enmarcan el tercer tramo de la nave colateral norte, con arco de medio punto y columnas con capiteles de decoración vegetal muy elaborados.
La portada presenta cuatro arquivoltas de medio punto con dovelas almohadilladas y chambrana de media caña y bocel; las dos arquivoltas del medio se apoyan en columnas y la interior y la exterior en jambas lisas. Según señalan los expertos es de clara influencia oriental, recordando en particular a la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Encima de la portada se abre un rosetón de doble tracería formado por seis hexágonos rodeando un círculo. Sosteniendo el tejaroz se alternan canecillos de nacela y bocel, muy característicos y utilizados también en otras iglesias de la capital.
La fachada del hastial ha estado cubierta por edificios hasta hace pocos años; de cualquier forma, el espacio liberado es tan angosto que difícilmente se puede apreciar en su totalidad y mucho menos fotografiar debidamente.
Presenta la portada tres arquivoltas de dovelas lobuladas que forman vanos circulares al cerrarse; las dos exteriores se apoyan en columnas con capiteles vegetales. Recuerdan claramente a la portada septentrional de San Ildefonso y a la Puerta del Obispo de la catedral
No sólo las arquivoltas apuntan a influencias de la Puerta del Obispo, sino que también en las basas de las columnas se repite la misma decoración que allí, al igual que en las iglesias de San Juan de Puerta Nueva y en San Iledefonso.
En el cuerpo superior de esta fachada de poniente se abren dos ventanas de arcos doblados y columnas de capiteles vegetales. Más arriba, un rosetón de doble tracería formado por ocho arcos con columnas que arrancan de un círculo con una cruz calada, que recuerda vagamente al de San Juan de Puerta Nueva.
En la fachada meridional se abre una portada entre dos contrafuertes, igual que ocurre en las otras dos ya mencionadas, que presenta tres arquivoltas de medio punto algo peraltadas decoradas con boceles y una chambrana exterior con decoración estriada; el vano de entrada se cierra con un tímpano liso que contiene un arco geminado y capitel pinjante.
Detalle del capitel pinjante, con remate bulboso y decoración vegetal.
Las columnas que soportan las arquivoltas tienen capiteles con decoración vegetal, de hojas lisas.
Sobre la portada, un rosetón, también de doble tracería, idéntico al de la fachada norte.
En los distintos tramos tanto de la nave central como de las colaterales se abren ventanas, que generalmente llevan arcos de medio punto doblados apoyados sobre columnas. No es el caso de ésta del último tramo de la nave de la epístola, donde también se aprecia un lucillo exterior muy característico en varios templos zamoranos, que vulgarmente son denominados "bolainas".
La torre, en el ángulo sureste del templo, es fuerte y austera. Los huecos de las campanas no llevan arco alguno, presentando aspecto almenado.
Detalle de la parte alta de la torre, donde se aprecian los soportes que se han dispuesto sobre los merlones para que el tejado no cargue directamente sobre estos.
En el interior, las tres naves quedan separadas por pilares de núcleo cuadrado con columnas adosadas en sus frentes. Los arcos formeros son de medio punto doblados y los fajones apuntados y también doblados. Esta nave central es más alta que las colaterales, permitiendo una buena iluminación.
Dicha nave central fue cubierta con bóveda de cañón, de la que sólo se conservan los dos últimos tramos. Las ventanas, una en cada tramo, son de medio punto doblado.
Ambas naves colaterales, la meridional o del lado de la epístola y la septentrional o del lado del evangelio, como ya se ha señalado, son de menor altura que la central y también se iluminan mediante ventanas de medio punto.
Las bóvedas de estas dos naves son de arista. Los arcos fajones, como ya se dijo y aquí se puede observar, son apuntados y doblados.
Los capiteles, en su mayoría, son de tema vegetal, aunque hay alguno historiado. Varios presentan motivos con grandes pencas, es decir, hojas carnosas y aplanadas, con caulícilos sobre ellas.
Otros capiteles muestran complejos motivos muy elaborados, pero también de notable valía y muy bien conservados.
Entre los capiteles historiados se puede señalar uno con aves afrontadas picoteando granas que brotan de un cáliz y otro, en la fotografía superior, que presenta dos leones flanqueando a un personaje con túnica corta y una maza con puntas en su mano derecha, con la que amenaza a una gallinácea a la que sujeta por el cuello con su mano izquierda.
A los pies del templo, las dos ventanas y el rosetón superior del hastial de poniente vistos desde el interior.
La puerta de entrada occidental, donde se puede observar cuál era el nivel del suelo de la iglesia antes de la última restauración.
También en la puerta de subida a la torre (fotografía de la izquierda) se aprecia cómo han tenido que colocar una escalerilla para acceder a la misma debido al cambio en el nivel del suelo. En la fotografía de la derecha, en el interior, la escalera de caracol para subir a la torre, vista desde la nave de la epístola.
En el último tramo de la nave del evangelio, una formidable reja de la primera mitad del siglo XVI cierra la capilla de los Villarreal, hoy convertida en baptisterio.
Para acceder a dicha capilla también ha sido preciso levantar una pequeña escalera. En el interior se pueden ver los arcosolios funerarios para los enterramientos de la mencionada familia, que fallecieron a mediados del siglo XVI.
En la fotografía superior, detalle de la reja y de la hermosa bóveda renacentista que se fabricó para cubrir la capilla.
El retablo mayor es de finales del siglo XVIII; en el ático, un relieve del apóstol Santiago a caballo; en la calle principal, una imagen también de Santiago, titular del templo, en este caso ataviado de peregrino.
En esta fotografía del retablo más cercana se aprecia mejor la figura del Apóstol dirigiendo a los ejércitos cristianos en la batalla de Clavijo, así como la bóveda restaurada que sustituyó a la de cañón original cuando a principios del siglo XIX reventaron los pilares del arco de ingreso a la Capilla Mayor.
En la capilla del lado del evangelio, a finales del siglo XV o principios del XVI, se construyó una capilla funeraria para acoger los restos de Diego Osorio en un lucillo cerrado con arco carpanel pometeado.
Frente al lucillo funerario antes mencionado se colocó un pequeño retablo actualmente reubicado en la nave de la epístola. Realizado en torno a 1600, acoge un relieve de la Natividad de María flanqueado por relieves de San Antonio de Padua y San Ildefonso; en el banco, pintura con la imposición de la casulla a San Ildefonso, flanqueada a su vez por otras que representan a Santa Elena y a San Lorenzo. En el ático, un Crucificado y a los lados pinturas de San Pedro y San Pablo.
En la capilla del lado de la epístola se venera actualmente una imagen de la Virgen con el Niño sobre su rodilla que estaba en la sacristía antes de la última restauración.
También tras esta última restauración se ha podido reubicar este altar presidido por un Crucificado gótico.
Para finalizar el apartado dedicado a retablos e imágenes, ésta de la Virgen del Pilar, colocada para su veneración en la nave del evangelio.
Además de la pila bautismal ubicada en la capilla de los Villarreal, hay que señalar también una pila de agua bendita junto a la entrada actual, por la portada meridional.
Como ya se comentó en su momento, los rosetones de las fachadas norte y sur son ambos de doble tracería e idénticos, tanto al exterior como aquí, en el interior del templo.
También el rosetón que se abre en el hastial occidental es de doble tracería, en este caso distinto de los otros dos y parecido al de la portada meridional de la iglesia de San Juan de Puerta Nueva.
En el espesor de los muros norte y sur se abrieron lucillos sepulcrales tardorrománicos. Éste corresponde a la nave del evangelio, compuesto por doble arco de medio punto a modo de bóveda que apoya en haces de tres columnas.
El de la nave del evangelio es más tardío, también de la primera mitad del siglo XIII; tiene la misma composición que el otro, pero en este caso los arcos ya son ligeramente apuntados.
Una vez terminado el recorrido por el exterior e interior de la nave quería dedicar especial atención a la actuación que el proyecto cultural Zamora Románica ha realizado sobre este templo en los años 2009 y 2010; ilustrado con distintos paneles informativos y con las explicaciones que amablemente aportaban sus responsables, el visitante podía luego recorrer las obras que se estaban llevando a cabo y así comprobar expresamente aquellos detalles que los técnicos habían dado a conocer y a remarcar en su charla previa.
En la fotografía superior, tomada en 2007, se aprecia claramente cómo la puerta de entrada estaba al mismo nivel de la calle y cómo, incluso, había que subir un escalón para acceder al templo. También se puede comprobar cómo una cubierta de tejas se había sobrepuesto a la pétrea original.
En el interior algunas columnas adosadas a los pilares tenían sus basas totalmente cubiertas; las obras rebajaron el nivel del suelo en más de un metro, hasta el que tenía en sus orígenes. Está documentado, por ejemplo, que en las obras que se realizaron a principios del siglo XIX, cuando se voltearon las nuevas bóvedas en la nave central, también se efectuó un embaldosado de la iglesia con la misma piedra que tenía de otro anterior, el efectuado en 1794, terraplenando toda ella una cuarta de alto.
Obras de reparación en las cubiertas de las naves por el proyecto cultural Zamora Románica, dejando a la vista las originales de piedra, igual que se hizo en la Catedral.
Distintas marcas de cantería se distribuyen por el interior de la nave, algunas de las cuales permanecían ocultas antes de las últimas obras.
Poder recorrer los distintos andamios permitió obtener fotografías desde un punto de vista no habitual de algunos elementos arquitectónicos como el capitel pinjante de la portada meridional, las columnas de esta misma portada o el rosetón sobre la misma.
En 1465 se construyó anejo a la fachada norte y al hastial de la iglesia un convento de monjas dominicas de Santa Catalina de Siena, con derecho de acceso a la misma. En 1604 fueron trasladadas al convento de la misma Orden en San Pablo, quedando vacío éste.
Unos años más tarde, el canónigo Francisco de Valencia donó el convento a la comunidad de dominicas del beaterio de Nuestra Señora de la Visitación, vulgo de San Martín.
Parece que en 1756 pudo haberse llevado a cabo una ampliación del convento por la pared medianera oeste de la iglesia; con motivo de la exclaustración en los años treinta del siglo XIX las monjas fueron incorporadas al convento de San Pablo y, poco después, vendido el convento conocido como Santa María de la Victoria. Cuando se derribó la casa medianera del hastial poco después quedaron a la vista las huellas de comunicación entre convento e iglesia. Tanto en la fotografía superior como en la anterior se aprecian dichas huellas.
En este mosaico fotográfico quedan patentes los trabajos de saneamiento y acondicionamiento en el interior de la parte alta de la torre.
El maestro de obras Narciso Rodríguez se comprometió en 1820 a cinchar los pilares del lado de la epístola, grapándolos con gajos de hierro, hecho del que deja constancia la fotografía superior.
Las obras no se han reducido a la actuación sobre el templo, sino que también han afectado a su entorno inmediato; junto a la cabecera quedaron al descubierto unos enterramientos que, una vez estudiados y documentados, fueron tapados, dejando marcada en el suelo la huella con la situación y orientación de los mismos.
En el mosaico superior, distintos paneles informativos del proyecto cultural Zamora Románica para explicar a los visitantes los distintos trabajos que se estaban realizando en esta iglesia de Santiago del Burgo.
Como punto final de este trabajo, dejar constancia que en los siglos medievales no se constituyó colación alguna en torno a esta iglesia, posiblemente por estar bajo la jurisdicción del arzobispado de Santiago de Compostela; solamente a partir de 1888 se incorporó y pasó a depender de la diócesis de Zamora.
FUENTES.-
- Por la catedral, iglesias y ermitas de la ciudad de Zamora. RIVERA DE LAS HERAS, J.A.
Edilesa, 1ª edición. 2001
- El Románico en Zamora. SÁINZ SÁIZ, J. Ed. Lancia, 3ª edición.
- Todo el Románico de Zamora. Fundación Santa María La Real. Aguilar de Campoo, 2010.- Las huellas del tiempo en el plano de Zamora. CABAÑAS VÁZQUEZ, C. Ayuntamiento de Zamora, 2002.
- Proyecto cultural "ZAMORA ROMÁNICA".
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